domingo, 3 de julio de 2016

APÉNDICE V: TEXTOS DE LECTURA Y COMPRENSIÓN


TEXTOS DE LECTURA y COMPRENSIÓN 
 

El castillo de Otranto Horace Walpole

“En aquel momento, el retrato de su abuelo, que pendía sobre el banco donde habían estado sentados, exhaló un suspiro y movió el pecho. Isabella, que estaba de espaldas al cuadro, no pudo ver el movimiento ni saber de donde provenía el susurro, pero se asustó y dijo, al tiempo que se encaminaba a la puerta:

—Escuchad, señor, ¿qué ha sido ese ruido?

Manfred tenía dividida la atención entre la huida de Isabella, que ya había llegado a las escaleras, y la imposibilidad de apartar la vista del cuadro, que empezaba a moverse. Sin embargo, ya había dado unos pasos hacia ella, aunque todavía seguía mirando el retrato, cuando vio que la figura se salía del cuadro y descendía hasta el suelo con aire triste y melancólico.

—¿Estoy soñando? —exclamó Manfred dándose vuelta—. ¿O se confabulan todos los demonios contra mí? ¡Habla, espectro infernal! Si eras mi antepasado, ¿por qué conspiras también en contra de tu desdichado descendiente que paga muy cara…?

Antes de que pudiera concluir, la visión suspiró de nuevo e hizo una indicación a Manfred para que le siguiera.

—¡Adelante! —gritó Manfred—. Te seguiré hasta los infiernos.

El espectro avanzó, sereno, pero apesadumbrado, hasta el fondo de la galería, y entró en una estancia a la derecha. Manfred le seguía a corta distancia, decidido, aunque lleno de espanto y ansiedad. Cuando iba a entrar a la estancia, una mano invisible cerró la puerta violentamente. El príncipe, tomando valor ante esta demora, hubiera forzado la puerta con el pie, pero esta se resistía a todos sus esfuerzos.

El castillo de Otranto sentó las bases de la novela gótica, antecedente del moderno género de terror.
Sin embargo, esta obra no pretendía abiertamente causar miedo o terror al lector, era más bien un divertimento en el que el autor plasmaba su gusto por las antigüedades y las edificaciones medievales. Además de carecer de un verdadero clima de horror, la novela presenta bastante humor.
La corriente, iniciada por la novela de Walpole, conocida como «terror gótico» se caracterizaría por ofrecer una atmósfera opresiva y misteriosa, nacida entre castillos en ruinas, objetos antiguos portadores de maldiciones, monjes y brujos dementes y una gran cantidad de fenómenos sobrenaturales.

Responder las siguientes preguntas:

o ¿Qué fenómenos sobrenaturales aparecen en el fragmento?

o ¿Logra Walpole crear un clima de terror con sus espectros?

o En el texto se indica que Manfred se asusta ante los espectros. ¿Este personaje actúa como una persona asustada? ¿Es convincente su reacción ante los fenómenos sobrenaturales?

En uno o dos párrafos, escribir un desenlace para el fragmento, manteniendo el estilo del autor. Precisar adónde fue Isabella y qué hizo el príncipe Manfred con el espectro de su abuelo.
Los dos ratones” Esopo

Un ratón campesino, tan simpático como sencillo, que disfrutaba de su vida serena, fue visitado por cierto compañero de estudio que vivía en la gran ciudad.
Loco de contento por la visita, ofreció a su amigo en abundancia todas las delicias que él disfrutaba: habas y garbanzos, cortezas de jamón y un montón de manjares que había reunido para la ocasión.
El ratón ciudadano probó con cierto remilgo un poco de cada alimento, al terminar lo miró y le dijo:
–Hombre, no sé cómo podés vivir en un lugar así, los alimentos son demasiado sencillos, no hay sociedad ni diversión alguna, aquí lo único que consigue uno es aburrirse. Vení un día a la ciudad, a mi casa, y vas a ver lo que es la buena vida…Dos.ratones
Confuso el ratón campesino, le prometió visitarlo y, en efecto, a la semana siguiente llegó a la puerta de su amigo para devolverle la visita.
Lo recibió el ratón elegantemente vestido sobre una alfombra china; exquisitos pasteles, tiernas carnes, delicadas verduras y raras frutas abundaban sobre la mesa del ratón ciudadano. Pero de pronto se oyó un ruido alarmante, el gato siamés, experto cazador celoso de la casa, había descubierto a los amigos…
La cercanía de un enorme mueble les dio la posibilidad de esconderse. Pasado el susto el ratón de la ciudad invita al campesino a continuar disfrutando del festín, pero éste, todavía temblando por el susto le dice:
–Te agradezco, pero no, me vuelvo a mi casa. Prefiero un mendrugo tranquilo a todas estas grandezas rodeadas de temores y zozobras, de riesgos y peligros…

Hablar sobre lo leído

a. Comentar en grupos de cuatro lo leído. Tratamos de descubrir qué tipo de texto es. Descubrimos la enseñanza que nos deja.

b. Opinar sobre la frase: “Las cosas no son como parecen”.

c. Exponer brevemente lo conversado en los grupos. Rescatar la moraleja y tratar de aplicarla en situaciones concretas del ámbito escolar.

A partir del texto

1. Buscar con la ayuda del diccionario palabras o construcciones sinónimas de:

abundancia – manjares – remilgo – zozobras

2. Cambiar el título de la fábula.

Comprendemos lo leído

Nombrar:

Personajes:

Lugar:

Tiempo:

3. Hacer una lista comparando las características de los personajes y de los lugares donde vive cada uno.
4. Contar la cantidad de párrafos . Marcar con distintos colores los puntos seguido, aparte y final.

5. Escribir con un compañero la contestación que le dio el ratón de campo al de la ciudad cuando lo invitó a su casa, completando el diálogo.

6. Cambiar el final: al ratón de campo le gustó la experiencia…

Trabajamos con el texto

1. Los personajes no tienen nombre y tampoco los lugares. Piensen por lo menos tres para cada uno.

2. Buscar en el texto los adjetivos que describen a:

El ratón de campo:

El ratón de ciudad:

La comida del campo:

La vida del campo:

La comida de la ciudad:

La vida de la ciudad:

3. Pensar con qué adjetivos podría haber descripto su visita a la ciudad el ratón de campo.

4. Subrayar por lo menos diez verbos en la fábula. Transcribirlos. Identificar a qué conjugación y tiempo pertenece cada uno. Escribirlos en otro tiempo.

5. En el texto hay un adverbio de modo, subráyalo y escribe por lo menos otros dos que puedan reemplazarlo (sinónimo).

Clasificación de palabras por su acentuación

1. Extraer de la fábula diez palabras.
2. Separarlas en sílabas y marcar la sílaba tónica.
3. Clasificarlas según sean: agudas, graves, esdrújulas. Justificar la clasificación.



Excesivos ladrones Ana María Shua

Robaron el equipo de audio y los candelabros y la comida de la heladera y los ceniceros de cristal de Murano y el televisor y hasta los equipos de aire acondicionado y robaron también la heladera misma y la mesita del televisor y el resto de los muebles y los dólares guardados sustrajeron la caja fuerte empotrada en la pared del dormitorio y después robaron la caja fuerte y también la pared del dormitorio y después robaron el resto de las paredes y los cimientos que la sostenían y el techo que en ellas se sustentaba y las cañerías de bronce que las atravesaban y después robaron los árboles y flores del jardín y después el jardín mismo y el terreno sobre el cual había estado construida la casa y robaron el basamento de granito y varias capas geológicas incluyendo una durísima, de basalto puro, y las napas de agua que en ellas había y siguieron robando y robando hasta provocar la irrupción de la lava en una explosión volcánica que ocultó por completo las pruebas de sus fechorías, los terrenos circundantes, el pueblo entero y buena parte de la región en el que se produjera el hecho delictivo y varias zonas de las regiones aledañas y, merecidamente, a ellos mismos, por chapuceros, improvisados y sobre todo exageradísimos ladrones.

Actividades

1. ¿Crees que el título es exagerado? ¿Por qué? ¿Qué otro título le pondrías?

2. ¿Qué fue lo que causó la perdición de los excesivos ladrones?

3. ¿Qué características le atribuirías a los ladrones?

4. ¿Qué hechos cometidos por los ladrones pueden ser ocurrir en la vida real?

5. ¿Qué hechos cometidos por los ladrones pueden ser considerados “sobrenaturales”?

6. Este cuento, por sus características, puede ser considerado Fantástico: ¿cuáles son esas características?

7. En la historia hay “excesivas” repeticiones del conector “y”. A continuación, reescribe el cuento reemplazando las “y” por otros conectores y signos de puntuación.

El mito de Aracne

Aracne era una de las mejores tejedoras de toda Grecia, sus bordados eran tan maravillosos que la gente comentaba que sus habilidades le habían sido concedidas por Atenea, diosa de la sabiduría y patrona de los artesanos.Aracne1
Pero Aracne tenía un gran defecto, era una muchacha muy vanidosa y decía, continuamente, que ella era la mejor tejedora.
Un día, la orgullosa Aracne, no puedo aguantar más los comentarios de sus vecinos y llegó a compararse con Atenea. Se paseaba el día lanzado desafíos a la diosa e invitándola a participar en un concurso para ver cuál de las dos tejía mejor.
La diosa Atenea quiso darle una lección a Aracne y bajó desde el Olimpo a la Tierra para aceptar su reto.
Entre la red de hilos y la gente del pueblo, comenzó el concurso, Aracne y Atenea estuvieron tejiendo durante todo un día. Atenea representó a los dioses en todo su esplendor. Por el contrario la tela de la orgullosa Aracne mostraba a los dioses como lobos y borrachos.
AracneCuando Atenea vio que el trabajo de Aracne insultaba a los dioses no pudo aguantar más, se enfadó mucho y rajó la tela. Aracne se dio cuenta que había ofendido gravemente a los dioses, sintió mucho miedo, salió corriendo e intentó suicidarse colgándose de una viga del techo. La diosa Atenea se apiadó de ella y le salvó la vida pero, para castigarla, la convirtió en araña y la condenó a tejer para el resto de los tiempos.
Actividades

1- ¿Qué tipo de narrador posee el texto? Ejemplifica con un fragmento.

2- ¿Quién era Aracne? ¿Cuál era su mayor defecto?

3- ¿Por qué Atenea decide bajar a la Tierra?

4- ¿Qué ocurre en el concurso?

5- ¿Cuál fue el castigo de Aracne? ¿Por qué?

6- ¿Qué tipo de mito es el que leíste? Justifica

7- ¿Qué tipo de narrador posee el texto? Ejemplifica con un fragmento.

8- Como en todo mito, en este aparecen elementos sobrenaturales, ¿cuáles son?

9- En los mitos, siempre se explica el origen o nacimiento de algo, en este caso el de …

10- Realiza en 7 oraciones las secuencias narrativas del mito.

Otras actividades

1. ¿Quién era Aracne?

2. ¿Qué gran defecto tenía Arance?

3. ¿Con quién comenzó el concurso Aracne?

4. ¿Qué le ocurrió a Aracne cuando ofendió a los dioses?
5. ¿En qué convirtió Atenea a Aracne y qué le ocurrió?

6. Escribe un sinónimo de las siguientes palabras del texto:

a) Maravilloso:

b) Vanidosa:

c) Tela:

d) Locos:

e) Miedo:

7. Escribe un antónimo de las siguientes palabras del texto:

a) Lanzando:

b) Invitándola:

c) Comenzó:

d) Coser:

e) Diosa:

8. Escribe una oración utilizando ambas palabras:

a) Tejedoras – bordados

b) Olimpo- dioses

c) Araña – tela

d) Atenea – sabiduría

9. Completa las frases del texto:

a) Aracne era una de las mejores _____________________ de toda Grecia.

b) Se pasaba el día lanzando ____________________ a la diosa.

c) La diosa Atenea quiso darle una __________________ a Aracne.

d) Aracne se dio cuenta que había ofendido _________________ a los dioses.

e) Atenea se apiadó de ella y le salvó la _________________.



Flores Jorge Accame

Yo era profesor de Castellano en la Escuela Normal, mi nombre es Mateo y a mediados del ochenta, en el segundo año A del bachillerato, tomé una prueba escrita de análisis sintáctico. Al devolver las hojas corregidas sobró una. Los alumnos me dijeron que ese nombre no correspondía al grupo. La evaluación, que había sido reprobada, llevaba la firma de un confuso Juan o José Flores. La guardé dentro de mi portafolios, entre las resma de evaluaciones. Por las dudas, en los días sucesivos pregunté en otros cursos: todos ignoraban su origen. Repasé las listas; en vano. Nadie apareció con ese apellido.
No me sorprendí demasiado. Un escrito aplazado era quizá eludido hasta por su propio dueño. Probablemente abusando de mi ignorancia acerca de los integrantes de cada grupo, alguien había firmado con seudónimo previendo el resultado fatal.
Hacia septiembre, volví a examinar al segundo año. Corregí los trabajos y me encontré –creo que lo esperaba- con otra hoja firmada por Flores. Tampoco esta vez había aprobado.
No llevé a cabo más pesquisas. Ahora estaba seguro de que Flores pertenecía al segundo A. Haber encontrado dos veces un trabajo suyo entre las evaluaciones de ese grupo lo confirmaba. Sospeché que se trataba del nombre apócrifo de algún bromista que había hecho dos pruebas. Una, firmada con su verdadero apellido para obtener un concepto real; la otra, que debía atribuirse a una sombra –Flores-, y que era entregada con el solo propósito de perturbarme.
Durante el recreo, mencioné el episodio en el buffet de mis colegas. En ese momento el comentario no produjo ningún efecto. Nunca se escucha realmente lo que dice el otro, salvo que el discurso sea por mera casualidad el que uno mismo está por decir.Flores1
Cuando ya iba a entrar al aula, sentí que me aferraban el brazo para detenerme. Era una preceptora.
Se la veía nerviosa.
-Sin querer –murmuró- he oído lo que relató en el bar.
Le dije para tranquilizarla que no tenía la menor importancia.
Ni siquiera intentó escucharme y empezó a hablar:
-Había hace tiempo, en segundo A, un chico Flores que nunca aprobó Castellano. Era voluntarioso y estudiaba mucho, pero sus deficiencias –mala escuela primaria o falta de cabeza, se ve- le impidieron eximirse. Una tarde, cuando venía hacia aquí a rendir examen por quinta o sexta vez, lo atropelló una camioneta cerca del ejército y murió. Fue la única materia que quedó debiendo para siempre.
La narración era algo melodramática. Sin embargo, la mezcla de ambigüedad y precisión entre aquellas coincidencias me inquietó por varias semanas.
Ese verano, tomé la evaluación final en segundo A. Busqué la de Flores y la aprobé sin leerla. Al día siguiente la dejé sobre el pupitre de un aula vacía.
Ya no volví a saber de mi inexistente alumno. Deliberadamente, deseché una última explicación posible: la intervención de algún familiar o amigo íntimo del difunto, que cursara en la escuela y hubiera prometido cumplir póstuma y simbólicamente su voluntad truncada.
Para mí (y para la sombra) había una sola realidad: Flores, ese año, se eximió en la materia que lo había fatigado.

Actividades

1. ¿Cuál es el marco del relato? (Lugar, tiempo y personajes).

2. En no más de 6 oraciones, realiza la secuencia narrativa del relato.

3. Este es un cuento fantástico, ¿por qué?

4. ¿Quiénes son los personajes principales?
5. ¿Cuál es el hecho sobrenatural que le ocurre al profesor?

6. ¿Qué explicación le ofrece la preceptora? ¿Qué efecto tiene en el profesor?

7. ¿Cómo se resuelve el misterio de la evaluación?

8. ¿Qué explicación presenta el profesor para “entender” lo que le pasó?

9. Según lo que se dice al final del cuento, ¿lo clasificarías como Puro, Impuro o Extraño? Fundamenta tu respuesta.

10. En no más de 10 renglones inventa una explicación racional o irracional que sea una culminación del relato (un final distinto).

Yo y el ladrón Wenceslao Fernández Flórez

Cuando el señor Garamendi se marchó a veranear, me dijo:
-Hombre, usted, que no tiene nada que hacer, présteme el favor de echar, de cuando en cuando, un ojo a mi casa.
No es cierto que yo no tenga nada que hacer, y el señor Garamendi lo sabe perfectamente; pero él opina que cuando uno no sale a veranear, y no es por causa de algún gran negocio, es para dedicarse totalmente al descanso, con la voluptuosa pereza de no buscar los billetes ni cargar con la familia. Me limité a preguntar:
-¿Qué entiende usted exactamente por “echar un ojo”?
-Creo que está bien claro-contestó de mal humor.
-¿Debo pasearme por las habitaciones de su casa con un ojo abierto, posando sucesivamente la mirada en los muebles, en los … ?
-No. ¡Qué tontería! Quiero decir que me agradará que pase usted algún día frente al edificio y vea si siguen cerradas las persianas, y que le pregunte al portero si hay novedad, y hasta que suba a tantear la puerta. Usted no sabe nada de estos asuntos, pero en el mundo hay muchos ladrones, y entre los ladrones existe una variedad que trabaja especialmente durante el verano, y es a la que más temo. Se enteran de cuáles son los pisos que han quedado sin moradores, y los desvalijan sin prisas y cómodamente. Algunas veces se quedan allí dos o tres días viviendo de lo que encuentran, durmiendo en las magníficas camas de los señores, eligiendo concienzudamente lo que vale y lo que no vale la pena de llevarse . No hay defensa contra ellos. La primera noticia que se tiene es el desorden que se advierte en la casa al volver, cuando ya todo es irremediable y lo robado está mal vendido o bien oculto.
-Bueno- concedí, bostezando -; pues echaré ese ojo.
La verdad es que no pensaba hacerlo. Garamendi abusa un poco de mí con sus encomiendas engorrosas desde que me hizo dos o tres favores que él recuerda mejor que yo. Luego…, luego me abruma con sus gabanes, con sus puros, con sus gafas, con su vientre, con sus muelas de oro. Cuando descubro un nuevo defecto en él, tengo un placer íntimo. Entonces le encontré pusilánime.
Tener miedo a los ladrones me pareció la más grotesca puerilidad. Yo no creo en eso.
Pasaron los días; me recreé en el calorcillo de Madrid, me senté en algunas terrazas, recordé mi niñez volviendo a ver las viejas películas que los cines exhiben a bajo precio en estos meses, y una tarde que estaba más ocioso y más emperezado que nunca en mi despacho, pensando vagamente en que era demasiado ascético al dormir tan sólo una hora de siesta, cuando nada me impedía dormir dos, y que la humanidad no me agradecería jamás este sacrificio, recordé de repente:
-¡Anda! Pues no he pasado ni una sola vez ante la casa de Garamendi.
Y únicamente -lo aseguro- para poder darle mi palabra de honor de que había atendido su encargo, aproximé lentamente mi mano al teléfono y marqué su número.
Oí, medio desmoronado en la butaca, el ruido del timbre que sonaba en la desierta vivienda del veraneante.
-¡Trrrr…! ¡Trrrr…!
Y… nada más.
Una voz apagada, desconocida, llegó por el hilo:
-¿Diga?
-¿Cómo <>? -exclamé, extrañadísimo-. ¿No es ésa la casa del señor Garamendi?
YoLadronLa voz se hizo atiplada como la de las máscaras que disimulan, y clamó con una alegría que no venía a cuento:
-¡Sí, sí! ¡Es aquí, es aquí! ¿Cómo está usted?
Me quedé estupefacto.
-Oiga -hablé-, ¿me hace el favor de decir qué está haciendo…?
Siguió un silencio embarazoso.
-¿No será usted un ladrón?
Nueva pausa.
-Si es usted un ladrón, no me lo niegue- exigí.
-Bueno-dijo la voz, ya con acento natural, un poco ronca-. La verdad es que, en efecto, soy un ladrón.
-¡Pues me ha fastidiado usted, porque tengo mucha amistad con el señor Garamendi, y me encargó al marchar que vigilase su casa! A ver ahora qué le digo.
-Puede usted contarle lo que sucede-insinuó la voz, un poco acobardada.
-¡Bonita idea!-protesté-. ¿Cómo voy a confesarle que estuvimos dialogando? Aún, si usted no hubiese cometido la idiotez de contestar…
-Fue un impulso espontáneo-se disculpó-. Estaba aquí, junto al teléfono; sonó y, maquinalmente, me puse al habla. Yo también tengo teléfono, y la costumbre…
-¡Vaya conflicto!
-Crea usted que lo siento de veras.
-Claro que si le pido que deje ahí todo y vaya a entregarse a la comisaría más próxima…
-No; no lo haría… ¿Para qué engañarle?
-Al menos, dígame : ¿se lleva usted mucho?
-No hablemos de eso; una porquería. Perdone si le ofendo, pero ese amigo de usted no tiene nada que le quite a uno de cuidados.
-¡Hombre, no me diga…! La escribanía de plata es maciza y valiosa…
-Ya está en el saco, y unas alhajitas y el puño de oro de un bastón y dos gabanes de invierno. Nada. No es negocio.
-¿Vio usted una bandejita de plata que debe de haber en el comedor, con unas flores en relieve?
-Sí.
-¿Está en el saco?
-No. Las otras, sí; pero ésa apenas tiene un baño; es de metal blanco.
-Bien; pero no negará que es bonita.
-No vale nada.
-Llévesela usted.
-No quiero.
-¡Llévesela usted, idiota! ¿No comprende que si la deja van a darse cuenta de que no es de plata? Y… se la he regalado yo. Llévesela.
-En fin…, por hacerle un favor; pero sólo me servirá de estorbo.
-¿Ha recorrido ya toda la casa? Yo no conozco más que el despacho. Creo que está bien puesto, ¿no?
-¡Psch! Muchas pretensiones; poco gusto. Debe de tratarse de un caballero roñoso.
-Es triste, pero no lo puedo negar. Y también es cierto que carece de gusto.
-¿Quiere usted creer que tiene dos escupideras en el salón?
-¡No!
-Como usted lo oye. ¿No ha entrado nunca en el salón? Pues se ha perdido un espectáculo divertido. Yo tengo costumbre de visitar casas bien amuebladas, y le aseguro que ésta es una calamidad.
-¡Vaya, señor! Siempre me pareció que Garamendi presumía demasiado.
Ahora que…la alcoba de la señora…, de ésa sí que dicen que es un estuche, ¿verdad? Garamendi afirma que le costó una fortuna. ¿Cómo es, cómo es?
-No me fijé en detalles… ¿Quiere que vuelva?
-¡Oh, por Dios! No vaya usted a creer que me gusta el cotilleo. Era por… ¡qué sé yo!
-Lo que encontré allí fueron pieles bastante buenas.
-Lo creo. Tiene una capa de renard.
-Está en el saco. Y un gabán de cibelina.
-Sí; eso vale más, pero también es más llamativo. Lo envidiable es la capa de renard.
-¿Le gustaba a usted?
-Le gustaba a Albertina… una amiga mía…; para decirlo de una vez: a mi novia. Un día vimos a la señora de Garamendi con su capa y Albertina no habla de otra cosa. Creo que me quiere menos porque piensa que nunca podré regalarle unas pieles de zorro como ésas.
-¿Quién sabe? ¡Caramba! No hay que amilanarse.
-No… nunca; es bien seguro…
Un silencio.
-Oiga…, señor.
-Dígame.
-Si usted me permite, yo tengo mucho gusto en ofrecerle esas pieles…
-¡Qué disparate!
-Nada… Me ha sido usted simpático y…
-Pero… ¿cómo voy a consentir…? ¿Va usted a quedarse sin ellas por…?
-No se preocupe. Yo ya tengo las otras, y no va a ser uno más pobre…
-¡Ea, que no!
-Bien; pues entonces se las ofrezco a Albertina. Ahora no podrá usted desdeñarlas… Piense en la alegría que tendrá…
-Sí; eso es cierto…
-¿Adónde las envío?
Le di mis señas.
-¿Manda usted algo más?
-Nada más. Y muy reconocido. Que termine “eso” con suerte.
-Gracias, señor.

GLOSARIO DE TÉRMINOS

Atiplada: sonido agudo en tono elevado.

Puerilidad: de personalidad infantil

Amilanarse: quedarse aturdido

Renard: en francés, zorro.

PREGUNTAS SOBRE EL TEXTO

1.- Resume el texto en cinco o seis líneas.

2.- ¿Qué le confía Garamendi a su vecino? ¿Por qué?

3.- Señala rasgos de humor que haya en el relato.

4.- Define la personalidad del dueño de la casa robada.

5.- ¿Qué significan estas expresiones, según el contexto?:

Encomiendas engorrosas:

Grotescas:

Muchas pretensiones:

Desdeñarlas:

6.- Analiza las siguientes formas verbales, indicando la persona, número, tiempo, modo y conjugación:

Hablemos:
Protesté:

Venía:

Había atendido:

7.- A partir de los siguientes sustantivos, forma adjetivos:

Pena:

Defecto:

Desorden:

Plata:

8.- Indica la modalidad de las siguientes oraciones, según la actitud del hablante:

“¿No ha entrado nunca en el salón?”

“Yo tengo la costumbre de visitar casas bien amuebladas”.

“¡Es aquí, es aquí!”

“Llévesela usted”.


Tribulaciones de una madre sufridora Vallejo-Nágera, Alejandra

Nela y sus compinches llevan maquinando un plan peligrosísimo toda la semana. Con sólo quince años, intentarán colarse en una discoteca de moda. Los Extraños de la Calle se jactan de hacerlo continuamente. Por lo visto, la puerta de la discoteca en cuestión está protegida por dos orangutanes que, en sus ratos libres, practican el lanzamiento de martillo. Uno de ellos participará en el próximo campeonato de Europa. Burlar a este par de bestias constituye una de las atracciones más apasionantes del programa; se trata de una proeza que exige ingenio, habilidad, valentía… y alguna que otra condición.
– Sólo hay que cambiar la fecha de nacimiento en el carnet de identidad, y ya te dejan entrar sin mirarte ni nada – suelta la incauta de Nela.
Mi hija está excitadísima. En ningún momento se ha parado a pensar que incurre en un delito de falsificación de documento público. Pretende seguir al pie de la letra las instrucciones criminales que le han suministrado los Extraños.
Estoy tan horrorizada que me armo un lío y, en lugar de vetar rotundamente sus aspiraciones a delincuente – como sin duda harían mis Asesores -, exijo a Nela que me detalle los pormenores del acto delictivo.
– Sólo hay que hacer unas cuantas fotocopias en la trastienda de un sitio – informa entusiasmada, pavoneándose.
– ¿Dónde? ¿Cómo?
Nela cambia la expresión. No puede explicarse de forma calmada y paciente.
Todo lo que dice ha de ser comprensible instantáneamente. Ahora se nota torturada por una madre más lenta que una morsa con tacones. Apenas puede soportarlo.
– Me odias. No te fías de mí – clama agria.
– No querida, no te odio en absoluto. Simplemente pregunto.
– Pues ninguna otra madre pregunta tanto como tú. Todas dicen “qué bien” y dejan a sus hijas en paz.
Lanzo una mirada lo más dura posible.
– ¿Por qué me miras de esa forma? ¿Por qué siempre pones unos ojos, así, como de crítica? Te crees superior – Nela sólo ve la paja en el ojo ajeno.
Estoy a punto de decirle cuatro cosas, pero mis Asesores me han explicado un trillón de veces lo peligroso que resulta desviarse del objetivo final; así que hago un esfuerzo inaudito y mantengo la boca prieta.
Mi silencio envalentona a Nela. Pone cara de víctima y me ametralla con un discurso de lo más altanero.
– Yo tengo mi propia vida y, para que te enteres, hay cosas que son importantes para mí. Salir con mis amigos es importante para mí; bailar en discotecas también es importante para mí; sin embargo, fisgar en mi vida íntima sólo te importa a ti. Ya sabes cuánto odio tener que explicarte mil veces todo, lo sabes, pero tú para fastidiar vas y me obligas a decirte exactamente cada cosa que hago y por qué la hago. Me tratas como a una enana nauseabunda. Ninguna de mis amigas tiene una madre tan desconfiada como tú; ninguna.
Una vez más, Nela demuestra una habilidad pasmosa a la hora de salirse por la tangente. Es muy diestra con el manejo de la aguja de marear. Cree que terminaré olvidando el motivo inicial de la discusión. Pero se equivoca, porque yo voy conociendo poco a poco sus viles artimañas y ya las sorteo incluso con cierto garbo. Así que me limito a pronunciar gélidamente:
– Observo que lo has entendido maravillosamente bien. ¡Qué hija más inteligente tengo! De modo que, o me explicas exactamente en qué consiste el tema de la discoteca o no te moverás de casa en todo el fin de semana.
Nela necesita sentarse; jura que prefiere vivir bajo un puente antes que permanecer con una madre que la trata tan rematadamente mal. Pone cara de tener ofendido hasta el páncreas. Yo sigo en mis trece: pido el nombre de la discoteca, su dirección, y exijo detalles sobre la falsificación. Nela pone los ojos en blanco. De pronto parece inmensamente aburrida. Desea acabar cuanto antes.
Recita a toda velocidad una retahíla de datos y de personas que también frecuentan el lugar. La lista es interminable y se compone principalmente de casi toda la gente que yo conozco.Tribulaciones.madre.sufridora
– ¿Tienes ya suficiente? ¿O acaso mi comandante desea más información? – suelta ácida.
Me hace gracia, no puedo remediarlo. Mi leve sonrisa desata su histeria.
– ¡¡¡Te chifla humillarme!!! No puedo creerlo – aúlla como loca.
– Falta lo de la falsificación – corto enseguida.
– Tama se va a ocupar; ella conoce a uno que sabe dónde se hace. Yo no sé nada. Sólo tengo que pagar dos mil pesetas. Eso es lo que vale. No sé nada más.
Ahora Santa Nela Bendita es una pobre inocente que se deja arrastrar ciegamente por la bribonería del hampa. Exijo hablar inmediatamente con Tamara.
– ¡NO! ¡No te metas! – solloza aterrorizada mientras tira con rabia de mi mejor jersey. La tensión es demasiado fuerte; noto que ambas estamos exhaustas.
Intento llegar a un acuerdo y dejo que Nela llame a Tamara. Oigo cómo protesta al teléfono; Nela se lamenta a moco tendido de la desgracia que supone tener una madre tan horrible como yo.
– La madre de Tama quiere hablar contigo – anuncia glacial pasándome el auricular.
Contrariamente a lo esperado, la mujer parece sensata y seria. Es anestesista y su marido ingeniero. Se ha informado detalladamente acerca de la discoteca y afirma que se trata de un lugar bastante seguro. No hay drogas. Los alumnos de un colegio respetable frecuentan el lugar. El acceso es estrictísimo: los orangutanes de la puerta echan sin compasión a todo aquel que vaya tatuado y desaliñado. Un amigo de la familia maduro, universitario, se ha ofrecido para acompañar a las niñas. Ella las llevará e irá a buscar personalmente a una hora prudente.
– Además, ¿para qué vamos a engañarnos? Yo creo que bailar es muy divertido. Tamara lo hace constantemente en su cuarto, por tanto, ¿qué más da que baile también en una discoteca? – argumenta la señora pausadamente. Lleva la profesión en la voz.
Después de grandes titubeos, termino accediendo. Nela está pletórica.
– Eres una madre guay. Te quiero, eres guay – canturrea y me zarandea. Acepta mis severas condiciones y requetejura que no fumará ni beberá.
– Eso no pienso tolerarlo. Espero que no me decepciones – advierto contundente.
Telefonea a media humanidad para comunicar la buena nueva y luego se va a la cama dando saltos. Mañana es el gran día y Nela se siente inmensamente feliz.
Mientras tanto, yo no consigo pegar ojo. Sé que mañana pasaré un rato angustioso; permaneceré alerta y dispuesta a llamar a la policía o a arrasar el lugar de perdición en persona. Si en realidad me preocupa tanto la idea, ¿por qué me dejo arrastrar tan fácilmente? Quizás sea porque, a su edad, yo también me colé en una discoteca. Recuerdo que me maquillé todo lo que pude para aparentar diez años más y que bailé como una posesa; claro está que no se me pasó por la cabeza falsificar la documentación… ¡Ay, Dios mío! ¡Lo he olvidado por completo! ¿Se habrán enterado la anestesista y el ingeniero de que nuestras hijas son delincuentes en potencia?

Actividades

1.- Haz un breve resumen del texto que acabas de leer, de unas 6 líneas, aproximadamente.
2.- Describe en pocas líneas cómo es la madre de Nela.
3.- Responde a las siguientes preguntas:

¿Por qué tres motivos la llamada telefónica convence definitivamente a la madre de Nela?
Sin embargo, ¿por qué la madre de Nela cree que termina cediendo ante las peticiones de su hija?
¿Por qué la madre de Nela comenta “Lleva la profesión en la voz”?
Hacia el final, ¿qué quiere decir la madre de Nela cuando llama a las adolescentes “delincuentes en potencia”?

4.- Realiza las siguientes tareas:

Explica con tus propias palabras lo que la autora quiere decir con estas expresiones:

“Yo sigo en mis trece…”.

“a la hora de salirse por la tangente”.

“Nela sólo ve la paja en el ojo ajeno”.

Escoge 6 de estas 13 palabras del texto y defínelas:

“pormenores, inaudito, nauseabunda, artimañas, garbo,

gélidamente, retahíla, histeria, hampa,

anestesista, orangután, desaliñado, pletórico”.

5.- Localiza en el texto lo que se te pide a continuación (siempre copiando la oración en la que está, y subrayando lo pedido):

Un determinante numeral cardinal.
Un adjetivo en grado comparativo.
Un adverbio de modo.
Un sustantivo abstracto.
Una conjunción.
Un adjetivo en grado superlativo.
Un sustantivo con sufijo.

6.- Encuentra en el texto las siguientes formas verbales:

Un gerundio simple.
Un verbo en 1ª persona del singular del Pretérito Perfecto Simple de Indicativo.
Un verbo en 3ª persona del plural del Futuro Perfecto de Indicativo.
Un verbo en 1ª persona del singular del Pretérito Perfecto Compuesto de Indicativo.
Un verbo en 2ª persona del singular del Presente Simple de Subjuntivo.



Completa cada espacio en blanco con un verbo conjugado correctamente, de manera que el texto cobre sentido. Como ayuda, entre paréntesis se encuentra la forma impersonal correspondiente.

Los cazadores de ratas Horacio Quiroga

Una siesta de inviemo, las víboras de cascabel, que (dormir) __________ extendidas sobre la greda, (arrollarse) __________ bruscamente al oír un insólito ruido. Como la vista no es su agudeza particular, las víboras (mantenerse) __________ inmóviles, mientras (prestar) __________ oído.

–Es el ruido que hacían aquéllos– (murmurar) __________ la hembra.

–Sí, son voces de hombre; son hombres– (afirmar) __________ el macho.

Y pasando una por encima de la otra (retirarse) __________ veinte metros. Desde allí (mirar) __________. Un hombre alto y rubio y una mujer rubia y gruesa se (haber) __________ acercado y (hablar) __________ observando los alrededores. Luego, el hombre (medir) __________ el suelo a grandes pasos, en tanto que la mujer (clavar) __________ estacas en los extremos de cada recta. Conversaron después, señaldádose mutuamente distintos lugares, y por fin se alejaron.

–Van a vivir aquí– (decir) __________ las víboras–. (Tener) __________ que irnos.

En efecto, al día siguiente (llegar) __________ los colonos con un hijo de tres años y una carreta en que había catres, cajones, herramientas sueltas y gallinas atadas a la baranda. (Instalar) __________ la carpa, y durante semanas (trabajar) __________ todo el día. La mujer (interrumpir) __________ para cocinar, y el hijo, un osezno blanco, gordo y rubio, (ensayar) __________ de un lado a otro su infantil marcha de pato.

Tal fue el esfuerzo de la gente aquella, que al cabo de un mes (tener) __________ un pozo, gallinero y rancho prontos, aunque a éste (faltar) __________ aún las puertas. Después, el hombre se ausentó por todo un día, volviendo al siguiente con ocho bueyes, y la chacra comenzó.

Las víboras, entre tanto, no se decidían a irse de su paraje natal. (Soler) __________ llegar hasta el linde del pasto carpido, y desde alli (mirar) __________ la faena del matrimonio. Un atardecer en que la familia entera (haber) __________ ido a la chacra, las víboras, animadas por el silencio, (aventurar) __________ a cruzar el peligroso páramo y (entrar) __________ en el rancho. Lo (recorrer) __________ con cauta curiosidad, restregando su piel áspera contra las paredes.

Pero allí (haber) __________ ratas; y desde entonces (tomar) __________ cariño a la casa. (Llegar) __________ todas las tardes hasta el límite del patio y (esperar) __________ atentas a que aquélla quedara sola. Raras veces (tener) __________ esa dicha. Y a más, (deber) __________ precaverse de la gallinas con pollos, cuyos gritos, si las (ver) __________ delatarían su presencia.

De este modo, un crepúsculo en que la larga espera las había distraído, (ser) __________ descubiertas por una gallineta, que después de (mantener) __________ un rato el pico extendido, (huir) __________ a toda ala abierta, gritando. Sus compañeras (comprender) __________ el peligro sin ver, y la (imitar) __________.

El hombre, que (volver) __________ del pozo con un balde, (detenerse) __________ al oír los gritos. (Mirar) __________ un momento, y dejando el balde en el suelo (encaminarse) __________ al paraje sospechoso. Al sentir su aproximación, las víboras (querer) __________ huir, pero únicamente una (tener) __________ el tiempo necesario, y el colono (hallar) __________ solo al macho. El hombre (echar) __________ una rápida ojeada alrededor buscando un arma y (llamar) __________ –los ojos fijos en el gran oscuro:

–¡Hilda! ¡Alcánzame la azada, ligero! ¡Es una serpiente de cascabel! La mujer (correr) __________ y (entregar) __________ ansiosa la herramienta a su marido.Cazadores.de.ratas2

(Tirar) __________ luego lejos, más allá del gallinero, el cuerpo muerto, y la hembra lo (hallar) __________ por casualidad al otro día. (Cruzar) __________ y (recruzar) __________ cien veces por encima de él, y (alejarse) __________ al fin, yendo a instalarse como siempre en la linde del pasto, esperando pacientemente a que la casa quedara sola.

La siesta calcinaba el paisaje en silencio; la víbora (haber) __________ cerrado los ojos amodorrada, cuando de pronto se (replegar) __________ vivamente: acabada de ser descubierta de nuevo por las gallinetas, que (quedar) __________ esta vez girando en torno suyo, gritando todas a contratiempo. La víbora (mantenerse) __________ quieta, prestando oído. (Sentir) __________ al rato ruido de pasos – La Muerte-. (Creer) __________ no tener tiempo de huir, y (apretarse) __________ con toda su energía vital a defenderse.

En la casa (dormir) __________ todos, menos el chico. Al oír los gritos de las gallinetas, (aparecer) __________ en la puerta, y el sol quemante le (hacer) __________ cerrar los ojos. (Titubear) __________ un instante, perezoso, y al fin (dirigirse) __________ con su marcha de pato a ver a sus amigas las gallinetas. En la mitad del camino (detenerse) __________ , indeciso de nuevo, evitando el sol con su brazo. Pero las gallinetas (continuar) __________ en girante alarma, y el osezno rubio (avanzar) __________.

De pronto (lanzar) __________ un grito y (caer) __________ sentado. La víbora, presta de nuevo a defender su vida, (deslizarse) __________ dos metros y (replegarse) __________. (Ver) __________ a la madre en enaguas y los brazos desnudos asomarse inquieta; la vio correr hacia su hijo, levantarse y gritar aterrada.

–¡Otto, Otto! ¡Lo ha picado una víbora!

Vio llegar al hombre, pálido, y lo vio llevar en sus brazos a la criatura atontada. Oyó la carrera de la mujer al pozo, sus voces. Y al rato, después de una pausa, su alarido desgarrador:

–¡Hijo mío!

Otras Actividades

1. ¿Te parece que el título es correcto? ¿Por qué?
2. ¿Por qué se ve interrumpida la siesta de las víboras de cascabel?
3. En un momento las víboras dudan sobre quedarse en el lugar, ¿qué motivo las hace quedarse?
4. ¿Qué hacían todas las tardes? ¿Qué precauciones debían tomar?
5. ¿Qué error cometieron por distraerse? ¿Cuál fue el resultado de ese error?
6. ¿Cómo reacciona la hembra?
7. ¿Qué sucede cuando la hembra es descubierta?
8. ¿Cuál fue el resultado final del encuentro entre la hembra y el niño?
9. Subraya las descripciones que encuentres.
10. ¿Qué tipo de narrador relata el cuento? Extrae ejemplos que respalden tu respuesta.


Texto completo:Los cazadores de ratas Horacio Quiroga

Una siesta de invierno, las víboras de cascabel, que dormían extendidas sobre la greda, se arrollaron bruscamente al oír insólito ruido. Como la vista no es su agudeza particular, las víboras mantuviéronse inmóviles, mientras prestaban oído.
-Es el ruido que hacían aquéllos…-murmuró la hembra.
-Sí, son voces de hombres; son hombres -afirmó el macho.
Y pasando una por encima de la otra se retiraron veinte metros. Desde allí miraron. Un hombre alto y rubio y una mujer rubia y gruesa se habían acercado y hablaban observando los alrededores. Luego, el hombre midió el suelo a grandes pasos, en tanto que la mujer clavaba estacas en los extremos de cada recta. Conversaron después, señalándose mutuamente distintos lugares, y por fin se alejaron.
-Van a vivir aquí -dijeron las víboras-. Tendremos que irnos.
En efecto, al día siguiente llegaron los colonos con un hijo de tres años y una carreta en que había catres, cajones, herramientas sueltas y gallinas atadas a la baranda. Instalaron la carpa, y durante semanas trabajaron todo el día. La mujer interrumpíase para cocinar, y el hijo, un osezno blanco, gordo y rubio, ensayaba de un lado a otro su infantil marcha de pato.
Tal fue el esfuerzo de la gente aquella, que al cabo de un mes tenían pozo, gallinero y rancho prontos. -aunque a éste le faltaban aún las puertas. Después, el hombre ausentose por todo un día, volviendo al siguiente con ocho bueyes, y la chacra comenzó.
Las víboras, entretanto, no se decidían a irse de su paraje natal. Solían llegar hasta la linde del pasto carpido, y desde allí miraban la faena del matrimonio. Un atardecer en que la familia entera había ido a la chacra, las víboras, animadas por el silencio, se aventuraron a cruzar el peligroso páramo y entraron en el rancho. Recorriéndolo, con cauta curiosidad, restregando su piel áspera contra las paredes.
Pero allí había ratas; y desde entonces tomaron cariño a la casa. Llegaban todas las tardes hasta el límite del patio y esperaban atentas a que aquella quedara sola. Raras veces tenían esa dicha. Y a más, debían precaverse de las gallinas con pollos, cuyos gritos, si las veían, delatarían su presencia.
De este modo, un crepúsculo en que la larga espera habíalas distraído, fueron descubiertas por una gallineta, que, después de mantener un rato el pico extendido, huyó a toda ala abierta, gritando. Sus compañeras comprendieron el peligro sin ver, y la imitaron.
El hombre, que volvía del pozo con un balde, se detuvo al oír los gritos. Miró un momento, y dejando el balde en el suelo se encaminó al paraje sospechoso. Al sentir su aproximación, las víboras quisieron huir, pero únicamente una tuvo el tiempo necesario, y el colono halló sólo al macho. El hombre echó una rápida ojeada alrededor, buscando un arma y llamó -los ojos fijos en el gran rollo oscuro:
-¡Hilda! ¡Alcanzáme la azada, ligero! ¡Es una serpiente de cascabel!
La mujer corrió y entregó ansiosa la herramienta a su marido.
Tiraron luego lejos, más allá del gallinero, el cuerpo muerto, y la hembra lo halló por casualidad al otro día. Cruzó y recruzó cien veces por encima de él, y se alejó al fin, yendo a instalarse como siempre en la linde del pasto, esperando pacientemente a que la casa quedara sola.
La siesta calcinaba el paisaje en silencio; la víbora había cerrado los ojos amodorrada, cuando de pronto se replegó vivamente: acababa de ser descubierta de nuevo por las gallinetas, que quedaron esta vez girando en torno suyo, gritando todas a contratiempo. La víbora mantúvose quieta, prestando oído. Sintió al rato ruido de pasos -la Muerte. Creyó no tener tiempo de huir, y se aprestó con toda su energía vital a defenderse.
En la casa dormían todos, menos el chico. Al oír los gritos de las gallinetas, apareció en la puerta, y el sol quemante le hizo cerrar los ojos. Titubeó un instante, perezoso, y al fin se dirigió con su marcha de pato a ver a sus amigas las gallinetas. En la mitad del camino se detuvo, indeciso de nuevo, evitando el sol con el brazo. Pero las gallinetas continuaban en girante alarma, y el osezno rubio avanzó.
De pronto lanzó un grito y cayó sentado. La víbora, presta de nuevo a defender su vida, deslizóse dos metros y se replegó. Vio a la madre en enaguas correr hacia su hijo, levantarlo y gritar aterrada.
-¡Otto, Otto! ¡Lo ha picado una víbora!
Vio llegar al hombre, pálido, y lo vio llevar en sus brazos a la criatura atontada. Oyó la carrera de la mujer al pozo, sus voces. Y al rato, después de una pausa, su alarido desgarrador:
-¡Hijo mío…!

Comprensión lectora Menuda sorpresa
J. J. se despertó aquella mañana a las siete. Como siempre. Se lavó y se afeitó. Como
siempre. Tomó un zumo de naranja. Como siempre. Y luego empezó a vestirse.
Generalmente se vestía con limpieza y esmero, sin olvidar dar un aire sport
y desenfadado a su estilo, como correspondía a un joven administrativo de una entidad
bancaria, sin grandes ambiciones, pero satisfecho de su trabajo. El calzado era el último
detalle que añadía a su aspecto y que todas las mañanas le hacía repetir el mismo rito:
ponerse a cuatro patas y buscar bajo la cama los zapatos que había lanzado allí la
víspera, en un gesto cotidiano difícil de corregir. Eso no significa que no mimase aquel
aspecto de su atuendo. Al contrario, una vez localizados los zapatos bajo la cama, los
limpiaba y daba brillo detenidamente.
Pero aquella mañana, cuando se agachó en busca de los zapatos, ocurrió algo raro e
inusitado: su mano se topó con algo duro, extremadamente áspero al tacto, algo tan
rugoso como la corteza de un olivo... «¿Será una maleta?», pensó enseguida. E
inmediatamente aquella posibilidad le pareció una tontería por la sencilla razón de que él
no había dejado nunca ninguna maleta debajo de la cama. Vivía solo y no era cuestión de
empezar a dudar de su memoria. Así que hizo lo que es normal en estos casos: miró
debajo de la cama; así, sin más. Y entonces lo vio.
Aquello era increíble. Levantó la cabeza como si le faltara el aire y miró a su alrededor
como si quisiera comunicar a alguien algo terrible. Pero a su lado no había nadie. En su
casa tampoco. Vivía solo y eso quería decir que en aquellos momentos no tenía a nadie
con quien compartir aquel estremecimiento, nadie a quien hacer mirar debajo de la cama
y nadie detrás del cual esconderse... Así que no tuvo más remedio que tragar saliva, volverse a poner de rodillas y mirar de nuevo, con la secreta esperanza de que todo fuera un sueño. Pero no. No era ningún sueño y tuvo que admitir anonadadoque debajo de su cama estaba tranquilamente instalado un enorme cocodrilo. J. J. se incorporó un poco tambaleante. Se dirigió a la sala, puso un poco de música, miró por la ventana, contó una vez más los pisos del bloque de enfrente y volvió deprisa a mirar bajo la cama. No, no era un sueño: el cocodrilo seguía allí.
Se puso a cortarse las uñas, ordenó las facturas del gas, del agua, de la electricidad. Se
peinó nuevamente y volvió ansioso a mirar debajo de la cama. No, no era una alucinación:
el cocodrilo seguía allí. Y estaba claro que se alimentaba de sus zapatos, porque no
quedaba rastro del que antes tenía entre sus dientes. J. J. se sentó a cavilar
... «A ver, reflexionemos...», se dijo a sí mismo intentando serenarse, «un cocodrilo no es un animal propio de esta zona y de este clima. Vale. Lo cual quiere decir que ha venido de algún sitio. Luego, la cuestión consiste en saber su procedencia...». J. J. siguió reflexionando con una lógica implacable. ¿En qué lugar podía haber cocodrilos? En ninguno. A no ser que... ¡claro! ¿Cómo no se le había ocurrido antes? ¡Aquel cocodrilo se había escapado de algún zoológico! Y se dirigió a coger el listín de teléfonos.
—¿Dígame?
—¿Es el parque de atracciones?
—Sí...
—Ustedes tienen ahí un zoológico, ¿no?
—¡Hombre! Algún animal sí que hay...
—¿Les falta a ustedes algún cocodrilo?
—¿Cómo dice?
—Sí. Que a ver si han notado que les falte algún cocodrilo...
Se hizo un silencio algo penoso. J. J. pensó que quizás debiera haber empleado otro
tono, no tan directo.
—Pues mire usted, ahora que lo dice..., es algo probable. Porque aquí les damos fiesta
los sábados y domingos y algunos se quedan por ahí de juerga.

Entender el texto

1. Cada mañana, J. J....
a. se levantaba tarde, se cortaba las uñas y ordenaba las facturas del agua, del gas y de
la electricidad.
b. se levantaba a las siete, se lavaba, se afeitaba y se tomaba un zumo de naranja.
c. hacía cosas diferentes.

2. Para ir al trabajo, J. J. se vestía...
a. con limpieza y esmero pero con un aire informal.
b. no se preocupaba por su ropa y se vestía con lo primero que encontraba en el armario.
c. con traje y corbata, porque trabajaba en un banco.

3. Cada tarde, cuando J. J. se quitaba los zapatos...
a. los dejaba ordenados en un rincón.
b. los tiraba debajo de la cama.
c. los colocaba al lado de la cama.

4. Cuando aquella mañana J. J. metió la mano bajo la cama para coger sus zapatos...
a. los encontró rotos.
b. algo le mordió la mano.
c. tocó algo extraño bajo la cama.

5. Al ver el cocodrilo, J. J....
a. intentó distraerse con otras actividades y volvió a mirar bajo la cama por si era un
sueño o una alucinación.
b. no hizo ningún caso y continuó con sus tareas sin darle importancia.
c. se metió debajo de la cama.

6. El cocodrilo comía...
a. facturas de gas, agua y electricidad.
b. maletas.
c. los zapatos de J. J.

7. ¿Crees que J. J. reaccionó...
a. de forma impulsiva, sin pensar?
b. razonando y actuando después?
c. se quedó parado sin saber qué hacer?

8. ¿Crees que la persona que habló con J. J. por teléfono...
a. habló con él seriamente?
b. se preocupó por el problema de J. J.?
c. pensó que J. J. le estaba gastando una broma y contestó con ironía?

Manejar la información

1. Escoge el término que mejor sustituya a la palabra destacada en cada oración.

J. J. estaba satisfecho de su trabajo.
Su mano se topó con algo duro.
J. J. se incorporó un poco tambaleante
. La cuestión consiste en saber su procedencia
. 2. Numera estas acciones de J. J. según el orden en el que aparecen en la lectura.

Llamó por teléfono.
Miró debajo de la cama por primera vez.
Desayunó.
Puso un poco de música.
Se puso a pensar de dónde había podido salir el cocodrilo.
Su mano topó con algo duro.

3. Di si son ciertas o no estas oraciones referidas a J. J.

Repetía cada mañana las mismas acciones.
Cuidaba el estado de sus zapatos.
Siempre dejaba las maletas bajo la cama.
Estaba solo en casa cuando se encontró con el cocodrilo.

4. Escribe, a continuación, tres adjetivos que encuentres en el texto y que se relacionen
con el sentido del tacto.

5. Juega a ponerte en la piel de J. J. Lo último que sabemos es que llama por teléfono.
¿Crees que conseguirá que le crean? Escribe cómo imaginas que continuará la
conversación telefónica, e inventa un posible final para esta historia.
Comprensión lectora La aventura continúa

J. K. Rowling desvela en el castillo de Edimburgo el último ‘Harry Potter’
Pasada la medianoche se puso a la venta, en librerías de 17 países, la sexta entrega de las
aventuras del mago más famoso del mundo. En tan sólo 24 horas, Harry Potter and the half-
blood prince (Harry Potter y el príncipe mestizo) es ya un superéxito, con ventas estimadas
en 10 millones de copias de su versión original en inglés. Su autora, J. K. Rowling, leyó fragmentos de la novela ante una audiencia infantil en el castillo de Edimburgo, que fue
decorado para la ocasión. Joanne Katherine Rowling dedicó las primeras horas de esta madrugada al público infantil. Ante 70 niños reunidos en el Castillo de Edimburgo, la escritora inglesa desveló algunos secretos de la nueva aventura de los escolares de Hogwarts. Leyó fragmentos de Harry Potter and the halfblood prince, la sexta entrega de una saga que inauguró en 1997 y que ha transformado desde entonces los hábitos de lectura de los menores.
Al mismo tiempo, pero no antes de que sonara la última campanada de la medianoche,
abrieron sus puertas librerías de 17 países, desde el Reino Unido a Estados Unidos,
Filipinas y Brasil. Anticipaban una avalancha de niños con sombreros de bruja y nerviosos
adolescentes enfundados en las capas negras que visten los alumnos del mágico
internado.
Rowling es una mujer reservada. Protege su privacidad y evita los grandes
acontecimientos mediáticos. Se comunica con su público fuerte, los menores de edad, a
través de su sitio de Internet, donde desmiente rumores infundados
y advierte de los falsos mensajes que circulan por la Red en su nombre. Rara vez adelanta una primiciasobre la evolución de la saga Harry Potter, cuyos ejes centrales rondan en su mente desde el primer volumen. La autora, premio Príncipe de Asturias por su contribución a fomentar la lectura, sentó cátedra esta madrugada con su sesión estelar en Edimburgo.
En los alrededores del mismo castillo escribió su primer libro publicado, Harry Potter y la
piedra filosofal. Tenía una hija, planes prácticos de estudiar magisterio y subsistía con
ayudas estatales y préstamos de sus amigos. Una década después, es una de las
mujeres más ricas del mundo, con una gran fortuna personal y tres residencias en
Inglaterra y Escocia. El pasado enero dio a luz a su tercer hijo, el segundo fruto de su
matrimonio con un médico que ejerce en la sanidad pública. Cumple 40 años el 31 de
julio, celebración que comparte con el protagonista de sus novelas.
Rowling debe toda su fortuna a su gran invento con Harry Potter. Ha prometido clausurar
la historia en el séptimo tomo, equivalente a la graduación escolar del aprendiz de mago.
¿Qué hará entonces? Hasta esta madrugada, el contenido de la novela era uno de los secretos mejor protegidos. Incluso se recurrió a los juzgados para que no divulgaran detalles de la sexta entrega del aprendiz de mago. En el curso anterior, Harry salió airoso de una campaña de
desprestigio montada contra él y el director del internado, el profesor Dumbledore. Y, pese
a la confianza del Ministerio de la Magia, no relajó la guardia frente al malvado Voldemort.
¿Quién será el príncipe del título del nuevo tomo? Sugiere que se trata de un mestizo,
entendido probablemente como cruce de brujo y muggle (un humano normal y corriente,
según la terminología de Harry Potter). Rowling negó que se tratara del trío de personajes
mencionados, y algunos expertos en la materia lo relacionan con un sobrino del mago del
mal.
Harry Potter llega al sexto curso del internado con 16 años. Típico en la adolescencia,
sufrirá altibajos de humor y desconcierto sobre su porvenir. Los nubarrones acechan
sobre Hogwarts y, de entrada, está asegurada una muerte, probablemente violenta. Con
el protagonista descartado, se han hecho apuestas sobre la identidad del personaje que
no verá la luz de la séptima y hasta el momento última aventura de la saga.

Entender el texto

1. La sexta entrega de Harry Potter fue presentada...

a. en la mayor librería de Londres, ante una gran multitud.
b. en un castillo de Edimburgo, ante unos 70 niños.
c. en una escuela escocesa, ante cientos de niños.

2. El público que asistió a la ceremonia estaba formado por...

a. lectores jóvenes que conocían muy bien estas novelas.
b. periodistas de países de habla inglesa.
c. gente muy variada procedente de diversos países del mundo.

3. La creadora de Harry Potter es una mujer...

a. tan misteriosa que no aparece nunca en actos públicos.
b. tan reservada que no le gusta demasiado aparecer en los medios.
c. dada al espectáculo y que no duda en revelar aspectos de su intimidad.

4. Se hizo famosa...

a. antes de escribir el primer Harry Potter, como autora de novelas de aventuras.
b. a partir de la cuarta entrega de la saga, que supuso su consolidación.
c. desde la aparición del primer libro protagonizado por el joven mago.

5. La saga de Harry Potter...

a. no tiene un final predeterminado: la autora seguirá con la historia.
b. será extensa: la novelista piensa llegar a diez o doce entregas.
c. tiene un final previsto y muy cercano: Rowling ha planificado sólo siete entregas.

6. La autora...

a. ha planificado desde el comienzo las líneas principales de todos los libros sobre Harry.
b. decide la evolución de cada libro a través de las opiniones de sus lectores.
c. empieza cada libro sin ni siquiera saber cómo acabará.

7. Cuando una nueva entrega de Harry Potter sale a la luz...

a. el público conoce ya muchos detalles de la obra.
b. no se sabe absolutamente nada sobre su contenido.
c. se tienen algunos detalles de las novedades, pero pocos.

8. La reseña periodística se estructura así:

a. contenido del libro + presentación y aparición de la novela + referencias sobre la
autora.
b. referencias sobre la autora + contenido del libro + presentación y aparición de la
novela.
c. presentación y aparición de la novela + referencias sobre la autora + contenido del libro.

Manejar la información

1. Indica cuál de estos tres resúmenes es más fiel al contenido de la crónica que has
leído.
A. En varias librerías de distintos países de habla inglesa se agolparon niños y jóvenes
para adquirir la que es hasta el momento la entrega más misteriosa de Harry Potter. Se
sabe que en esta nueva aventura el joven mago tendrá que enfrentarse a un poderoso
«mestizo» (mezcla de mago y muggle) que intentará expulsarle de Hogwarts para
siempre. La identidad de este nuevo malvado fue revelada por Rowling a un grupo de
niños que acudieron al acto de presentación, aunque el dato aún no ha trascendido.

B. La sexta entrega de Harry Potter fue presentada por su autora en un castillo escocés,
ante un público infantil más bien reducido, al tiempo que se iniciaba su exitosa venta en
varios países. Rowling, una mujer reservada a la que el personaje del joven mago ha
cambiado la vida, reveló algunos secretos de la que será la penúltima entrega de la saga.
Son muchas las incógnitas sobre la nueva aventura en la que el protagonista es ya un
adolescente, como la identidad del personaje que aparece en el título o quién será víctima
de una muerte.

C. Tras la aparición del último Harry Potter en 15 países, su autora (J. K. Rowling, una
mujer sencilla de cuarenta años que tiene tres hijas) ha tenido que desmentir muchísimos
rumores a través de su página web en Internet. Aunque parece comprobado que la acción
se traslada a un castillo cercano a Edimburgo, bien conocido por la autora, no es cierto
que el príncipe mestizo del título sea Voldemort, aunque sí es cierto lo que comentaban
tantos niños disfrazados con capas negras y sombreros de bruja: «algún personaje
importante va a morir».

2. En la lectura se plantean incógnitas sobre la autora y el contenido del nuevo libro. Indica cuáles son.

Sobre la autora

Sobre el contenido del nuevo libro

3. Imagina que tú hubieras sido uno de los asistentes al acto de presentación. Escribe tres
preguntas que le habrías formulado a Rowling sobre el libro y tres más sobre su vida o su
trabajo.

Sobre el libro

Sobre ella misma

4. Ordena las palabras de manera que formes oraciones correctas.

a) gradúa Potter en se Harry séptima la entrega la historia de.

b) Magisterio autora Potter de quería Harry estudiar la.

c) gran ganado libros sus Rowling ha con fortuna una.

d) Príncipe el Rowling Asturias ha premio recibido de.
5
5. Relaciona el inicio y la continuación de cada noticia.

Ante la próxima aparición del sexto libro protagonizado por el joven aprendiz e brujo
(titulado Harry Potter y el príncipe mestizo), existe un gran interés en cautivar al público
adulto.

El libro Harry Potter y el príncipe mestizo, de la escritora británica Joanne Rowling, fue
proclamado como l libro infantil más popular en la República Checa en 2005.

La película Harry Potter y la cámara secreta ha recaudado más de 500 millones fuera de
EE.UU., donde la recaudación ha sido de 225 millones, sumando así más de 725 millones
en todo el mundo desde su estreno.

Sin embargo, parece que por el momento no alcanzará los 968 millones que consiguió la
primera parte y que la colocó en segunda posición, después de Titanic, en el ranking por
ingresos de todos los tiempos.

Las expectativas se centran en que el próximo 16 de julio (día de su lanzamiento) se
supere el récord de lectores adultos de Harry Potter, con la venta, en un día, de más de
250.000 ejemplares de la versión «para grandes».

Este es el resultado de una encuesta entre lectores infantiles checos, organizada por el
Club de Bibliotecas Infantiles en cooperación con el Instituto para la Información y la
Educación. Harry Potter, también, había ganado la encuesta en el año 2004.

Ahora, indica qué titular corresponde a cada noticia.

Buscando lectores adultos

Harry Potter en la República Checa

Ganancias de Harry Potter

Heracles, a quien los romanos llamarían Hércules, era hijo de Zeus y de Alcmena, una princesa de Tebas. Hera, enojada porque Zeus había llevado a cabo otro de sus casamientos con mujeres mortales, envió dos horrorosas serpientes para que mataran a Heracles cuando aún era un bebé. Heracles y su hermano gemelo Ificles dormían en un escudo que les servía de cuna, cuando las serpientes reptaron hacia ellos. Ificles gritó y rodó fuera del escudo. Pero Heracles, un niño inmensamente fuerte, cogió las serpientes por el cuello, una en cada mano, y las estranguló.
Cuando era un muchacho, Heracles se interesaba más por la lucha que por la lectura, la escritura o la música. También prefería la carne asada y el pan de cebada a los pasteles de miel o de frutas. Pronto, se convirtió en el mejor arquero, el mejor luchador y el mejor boxeador que existía. Cuando Lino, su profesor de música, le pegó por no prestar atención a las escalas, Heracles le golpeó con una lira hasta matarlo. Acusado de asesinato, Heracles dijo sencillamente:
—Lino me pegó primero. Sólo me defendí.
Y los jueces lo absolvieron.
Euristeo, el gran rey de Grecia, quería desterrar a Anfitrión, rey de Tebas y, ahora, padrastro de Heracles. Pero éste, noblemente, se ofreció a Euristeo para ser su esclavo durante noventa y nueve meses, si permitía que Anfitrión se quedase y conservara el trono. Hera advirtió a Euristeo:
—Acepta, pero encarga a Heracles los diez trabajos más peligrosos que puedas elegir, y que los cumpla todos dentro de los noventa y nueve meses. Lo quiero muerto.
El primer trabajo que Euristeo ordenó a Heracles fue matar al león de Nemea, una enorme bestia, cuya piel era resistente a la piedra, al cobre y al hierro. Aquel monstruo vivía en una cueva en las montañas. […] Aunque el animal le arrancó el dedo corazón de la mano izquierda de un mordisco, Heracles consiguió meter la cabeza del león bajo el brazo derecho y aplastarla hasta que la bestia murió. Heracles despellejó al león usando una de las garras del mismo animal como cuchillo y luego se cubrió con la piel. Después, se fabricó una nueva maza de madera de olivo y se presentó ante Euristeo.
El segundo trabajo era mucho más peligroso: matar a la monstruosa hidra de los pantanos de Lerna. Esta bestia tenía el cuerpo grande, como el de un perro, y ocho cabezas de serpiente con largos cuellos. Heracles le disparó flechas ardiendo cuando salía de su agujero bajo las arenas de un pantano. Luego, corrió hacia ella y le golpeó las ocho cabezas. Pero conforme las aplastaba, iban apareciendo otras en su lugar. Un escorpión, enviado por Hera, se le acercó rápidamente y le mordió el pie: Heracles lo aplastó de un pisotón. Al mismo tiempo, desenvainó su afilada espada de empuñadura de oro y llamó a Yolao, el conductor de su carro. Yolao trajo inmediatamente una antorcha y, cuando Heracles cortaba una cabeza, sellaba el cuello con fuego para evitar que surgiera una nueva. Fue el final de la hidra. Heracles mojó sus flechas en su sangre venenosa. Quien fuera herido con ellas moriría dolorosamente.
El tercer trabajo fue capturar la cierva de Cerinia, una cierva blanca con pezuñas de bronce y cuernos de oro, que pertenecía a la princesa Artemisa. Heracles tardó un año entero en encontrarla. La persiguió por montañas y valles de toda Grecia, hasta que al final le disparó una flecha sin veneno, cuando pasó corriendo cerca de él. La flecha se clavó entre el tendón y el hueso de sus patas delanteras, que quedaron ensartadas, sin derramar una sola gota de sangre. Cuando tropezó y cayó, Heracles la apresó, le extrajo la flecha y se la llevó a Euristeo sobre los hombros. Artemisa se habría enfurecido si Heracles hubiera dañado a su cierva y, además, lo perdonó por su certero flechazo. Después, Euristeo liberó a la cierva.
El cuarto trabajo fue apresar al jabalí de Erimanto, una enorme criatura con unos colmillos como los de un elefante y una piel resistente a las flechas. Heracles lo persiguió por las montañas de aquí para allá, en invierno, hasta que quedó atrapado en un gran montículo de nieve. Allí, saltó sobre él y le ató las patas delanteras a las traseras. Cuando Euristeo vio a Heracles cargando el jabalí a su espalda por la avenida de palacio, huyó y se escondió en una gran vasija de bronce.
El quinto trabajo fue limpiar el inmundo establo del rey Augías en un solo día. Augías tenía muchos millares de animales y nunca se había preocupado de eliminar sus excrementos. Euristeo le encargó esta tarea a Heracles sólo para molestarlo, esperando que se cubriera de inmundicia, cuando cargara el estiércol en las cestas para llevárselo.
Augías sonrió a Heracles con desprecio:
—Te apuesto veinte vacas contra una, a que no puedes limpiar el establo en un solo día.
—De acuerdo —dijo Heracles.
Blandió su maza, derribó la pared del establo, cogió un pico y cavó rápidamente unos canales profundos desde dos ríos cercanos. El agua de los ríos atravesó el establo y lo dejó limpio en un momento.
Como sexto trabajo, Euristeo le dijo a Heracles que expulsara ciertas aves caníbales con plumas de bronce del lago Estínfalo. Estos animales parecían grullas, pero tenían picos capaces de hacer pedazos una coraza de hierro. Heracles no podía nadar en los pantanos, porque el agua estaba turbia, y tampoco podía cruzarlos caminando, porque el barro no aguantaría su peso. Cuando disparó a los pájaros, las flechas rebotaron en sus plumas.
La diosa Atenea se le apareció entonces y le dio un unos címbalos de bronce.
—¡Agítalos! —le ordenó.
Heracles lo hizo y las aves levantaron el vuelo, aterrorizadas. Disparó, mató a docenas de ellas, ya que en la parte inferior de sus cuerpos no tenían plumas de bronce, y las obligó a huir en dirección al mar Negro. Ninguna volvió jamás.
El séptimo trabajo fue capturar un toro que aterrorizaba Creta. Perseguía granjeros y soldados, destruía cabañas y almacenes, arrasaba campos de maíz, y asustaba a mujeres y niños. Este animal había aparecido cuando el hijo de Europa, Minos, dijo a los cretenses:
—¡Soy el rey de esta isla! ¡Dejemos que los dioses me envíen una señal para probarlo!
Mientras hablaba, los cretenses vieron cómo un toro muy blanco de cuernos dorados salió nadando del mar. Pero en lugar de sacrificar el hermoso animal a los dioses, como era su deber, Minos lo conservó y sacrificó otro. Así que Zeus lo castigó, permitiendo que el toro escapara y causara desgracias en toda Creta.
Heracles siguió al toro hasta un bosque. Allí, se subió a un árbol, esperó que el animal pasara y saltó sobre su lomo. Tras un difícil forcejeo, consiguió clavarle una anilla en la nariz y, cruzando el mar con unas riendas atadas a su morro, se lo llevó a Euristeo.
El octavo trabajo fue capturar las cuatro yeguas salvajes del rey Diomedes de Tracia. Diomedes alimentaba a estas yeguas con la carne de los extranjeros que visitaban su reino. Heracles viajó hasta Tracia y se acercó al palacio real; fue directo a las cuadras de Diomedes, echó a los mozos y condujo a las yeguas, que se caían y coceaban, hasta la costa. Alertado por el ruido, Diomedes llamó a los guardias de palacio y salió en su persecución. Heracles dejó las yeguas a cargo de su mozo Abdero y volvió para luchar. La batalla fue corta. Dejó sin sentido a Diomedes con su maza e hizo que las yeguas se lo comieran vivo, como venganza por la muerte de Abdero que, poco antes, al no haber podido controlar a las yeguas, había sido devorado por las mismas. Antes de marcharse, Heracles también instituyó unos juegos fúnebres anuales, en memoria de Abdero. Ya de regreso, cuando Heracles vio que su barco era demasiado pequeño para que cupieran las cuatro yeguas, las enjaezó al carro de Diomedes, abandonó el barco y volvió, de este modo, a casa, cruzando Macedonia.
El noveno trabajo fue conseguir el famoso cinturón de oro de Hipólita, la reina de las amazonas que vivía en la costa sur del mar Negro, y regalárselo a la hija de Euristeo. Heracles llegó a Amazonia sin novedad. Allí, la reina Hipólita se enamoró de él y podría haber conseguido el cinturón como un simple regalo. Sin embargo, la diosa Hera, con rencor, se disfrazó de amazona y esparció el rumor de que Heracles había venido para secuestrar a Hipólita y llevársela a Grecia. Las amazonas, indignadas, montaron en sus caballos y fueron a rescatarla, lanzando flechas contra Heracles, mientras se acercaban. Aunque Heracles rechazó el ataque, Hipólita resultó muerta en la confusión de la batalla. Así que Heracles cogió el cinturón de su cadáver y se fue apenado. Le hubiera gustado casarse con Hipólita y le molestó mucho tener que darle el cinturón a la hija de Euristeo.
El décimo trabajo de Heracles fue robar un rebaño de bueyes del rey Geríones, que vivía en una isla cerca de la corriente de Océano. Geríones tenía tres troncos con sus respectivas cabezas, pero un solo par de extremidades. […] Cuando llegó a la isla de Geríones, Heracles fue atacado por un perro bicéfalo y por un pastor de Geríones, a los que abatió de un mazazo. Finalmente, Geríones salió corriendo de su palacio, como si se tratase de una fila formada por tres hombres. La diosa Hera, entonces, intentó ayudar a Geríones deslumbrando con un espejo a Heracles, pero éste esquivó el destello y mató a Geríones con una flecha, que atravesó a la vez los tres troncos. Luego, disparó también contra Heray la hirió en un hombro. La diosa se fue entonces volando a suplicar a Apolo y a Artemisa que le extrajeran la flecha y la curaran. […]
Ahora, Heracles debía ser liberado pero, aconsejado por Hera, Euristeo le dijo:
—No has cumplido correctamente mi segundo trabajo, porque pediste ayuda a Yolao, para matar la hidra. Y tampoco hiciste bien el quinto trabajo, porque Augías te pagó por limpiar su establo. […] Debes hacer dos más, pero puedes dedicarles el tiempo que necesites.
—De acuerdo —dijo Heracles—. Y si vivo para cumplirlos, le sucederá lo peor a tu familia.
Euristeo había planeado dos nuevos trabajos muy peligrosos. El primero era conseguir las manzanas de oro de las hespérides, ninfas que vivían en el Lejano Occidente. Estas manzanas eran el fruto de un árbol que la Madre Tierra le ofreció a Hera como regalo de boda. Las Hespérides, hijas del titán Atlas, cuidaban del árbol, y Ladón, un dragón que nunca dormía, lo vigilaba dando vueltas a su alrededor.
[…] Heracles partió por mar hacia Marruecos y, al llegar a Tánger, caminó tierra adentro hasta el lugar donde Atlas, el titán rebelde, sostenía la bóveda celeste. Heracles le preguntó:
—Si me hago cargo de tu trabajo durante una hora, ¿querrías recoger para mí tres manzanas del árbol de tus hijas?
—Claro —dijo Atlas—, si tú matas antes al dragón que nunca duerme.
Heracles apuntó con su arco por encima del muro del jardín y mató al dragón. Luego, se puso de pie detrás de Atlas y, separando las piernas, se colocó todo el peso de la bóveda celeste sobre la cabeza y los hombros. Atlas trepó por el muro, saludó a sus hijas, robó las manzanas y le gritó a Heracles:
—Hazme el favor de quedarte aquí un poco más, mientras le llevo estas tres manzanas a Euristeo. Con mis enormes piernas, estaré de vuelta dentro de una hora.
Heracles, que sabía que Atlas nunca entregaría las manzanas a Euristeo y que su idea era la de rescatar a los demás titanes para empezar una nueva rebelión, simuló que le creía.
—Encantado —contestó—, pero antes sosténme un momento el peso, mientras doblo esta piel de león y me hago un cojín para la cabeza.
Atlas dejó las manzanas en el suelo e hizo lo que le pedía Heracles. Éste entonces recogió las manzanas y, antes de irse, le dijo:
—Has intentado engañarme —le comentó, riéndose—, pero yo te he engañado a ti. ¡Adiós!
[…] El último y peor de los trabajos fue capturar al can Cerbero y arrastrarlo a la superficie desde el Tártaro. Al recibir esta orden, Heracles fue a Eleusis para purificarse. Allí se celebraban los misterios de Deméter. Limpio de todo pecado, Heracles bajó con valentía hasta el Tártaro, pero Carente no quiso transportar a un mortal hasta la otra orilla de la laguna Estigia.
—Destruiré tu barca —le amenazó Heracles— y te cubriré de flechas como un erizo está cubierto de púas.
Caronte tembló de terror y lo llevó al otro lado. Más tarde, Hades castigó a Caronte por su cobardía.
Heracles vio a Teseo y Pirítoo pegados al banco de Hades, mientras las furias los azotaban. Tiró de Teseo con enorme fuerza y lo arrancó del asiento, pero Teseo perdió un buen trozo de espalda. Luego, vio que era imposible liberar también a Pirítoo, si no era con un hacha, así que lo dejó allí.
Perséfone salió corriendo del palacio y cogió a Heracles de las manos:
—¿Puedo ayudarte, querido Heracles? —preguntó.
—Majestad, te ruego que me prestes a tu perro guardián durante unos días. Podrá volver a casa enseguida, cuando se lo haya enseñado a Euristeo.
Perséfone dirigió sus ojos hacia Hades:
—Por favor, esposo, concede a Heracles lo que pide. Esta tarea le ha sido encomendada por consejo de tu cuñada Hera. Él promete no quedarse con nuestro can Cerbero.
—Muy bien —respondió Hades—, y puede llevarse también a ese loco de Teseo, ya que está aquí. Pero tiene la obligación de domar a Cerbero, sin usar ni la maza ni las flechas.
Hades creyó que esta condición haría imposible el trabajo, pero la piel de león de Heracles era resistente a los pinchazos de las púas del lomo de Cerbero, así que Heracles, con sus fuertes manos, apretó el pescuezo del can, hasta que sus tres cabezas se oscurecieron. Cerbero entonces se desmayó y Heracles pudo arrastrarlo con facilidad. Por desgracia, el único túnel de vuelta a la Tierra lo bastante ancho era uno que tenía la salida cerca de Mariandinia, junto al mar Negro, así que a Heracles le esperaba un viaje largo y difícil. Antes de partir, Heracles cogió una rama de laurel blanco como trofeo y se la colocó como si fuera una corona.
Cuando Heracles apareció arrastrando a Cerbero con una correa, Euristeo se dio un susto de muerte.
—Gracias, noble Heracles —dijo—; ahora, quedas liberado de tus trabajos. Pero, por favor, devuelve esa bestia enseguida.

Heracles volvió a Tebas, donde su madre Alcmena lo recibió con alegría. […]

Graves, Robert. “Los trabajos de Heracles”, en: Dioses y héroes de la Antigua Grecia. Madrid, El mundo, 1999.

1) ¿De quiénes es hijo Heracles? ¿Por qué les parece que este dato es importante en el mito?

2) ¿Cómo está caracterizado el héroe? ¿Qué lo diferencia de los hombres comunes?

3) Hacer un cuadro enumerando todas las hazañas de Heracles, que contenga las siguientes entradas (pueden cortar y pegar pasajes del texto que les sirvan para completarla y pueden hacerlo utilizando el procesador de textos disponible en sus equipos portátiles):

o prueba a superar;

o lugar;

o persona, monstruo o animal que se opone a Heracles;

o cómo consigue superar la prueba.

4) ¿Qué tienen en común todos los trabajos ordenados por Euristeo? ¿Cuál les parece el más difícil de todos?


CONTINUIDAD EN LOS PARQUES JULIO CORTÁZAR

Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.

Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.

1) Caracterizar al personaje del cuento. Podéis utilizar las siguientes preguntas como ayuda:

a) ¿A qué se dedica? ¿Qué tipo de vida lleva? Anotar algún rasgo de su personalidad y de su pertenencia social. Indicad qué partes del texto dan indicios sobre esto.

b) ¿Qué tipo de lector es?, ¿activo o pasivo? ¿Sigue el sentido lineal de la lectura o intenta romperlo? ¿Se involucra con lo que lee o se siente ajeno?

2) Explicar el significado de la frase: «[...] la ilusión novelesca lo ganó casi enseguida [...]».

a) Imaginar de qué trata la novela que lee el personaje y escribir un resumen de su contenido.

Para finalizar esta actividad, contestad: cuando lees, te «metes» en la ficción. ¿Y cuándo miras películas o series de televisión?
LA CANTANTE CALVA IONESCO

Interior burgués inglés, con sillones ingleses. Velada inglesa. El señor SMITH, inglés, en su sillón y con sus zapatillas inglesas, fuma su pipa inglesa y lee un diario inglés, junto a una chimenea inglesa. Tiene anteojos ingleses y un bigotito gris inglés. A su lado, en otro sillón inglés, la señora

SMITH, inglesa, remienda unos calcetines ingleses. Un largo momento de silencio inglés. El reloj de chimenea inglés hace oír diecisiete toques ingleses.

SRA. SMITH: –¡Vaya, son las nueve! Hemos comido sopa, pescado, patatas con tocino, y ensalada inglesa. Los niños han bebido agua inglesa. Hemos comido bien esta noche. Eso es porque vivimos en los suburbios de Londres y nos apellidamos Smith.

SR. SMITH: (Continuando su lectura, chasquea la lengua.)

SRA. SMITH: -Las patatas están muy bien con tocino, y el aceite de la ensalada no estaba rancio. El aceite del almacenero de la esquina es de mucho mejor calidad que el aceite del almacenero de enfrente, y también mejor que el aceite del almacenero del final de la cuesta. Pero con ello no quiero decir que el aceite de aquéllos sea malo.

SR. SMITH: (Continuando su lectura, chasquea la lengua.)

SRA. SMITH: -Sin embargo, el aceite del almacenero de la esquina sigue siendo el mejor.

SR. SMITH: (Continuando su lectura, chasquea la lengua.)

SRA. SMITH: -Esta vez Mary ha cocido bien las patatas. La vez anterior no las había cocido bien. A mí no me gustan sino cuando están bien cocidas.

SR. SMITH: (Continuando su lectura, chasquea la lengua.)

SRA. SMITH: -El pescado era fresco. Me he chupado los dedos. Lo he repetido dos veces. No, tres veces. Eso me hace ir al retrete. Tú también has comido tres raciones. Sin embargo, la tercera vez has tomado menos que las dos primeras, en tanto que yo he tomado mucho más. Esta noche he comido mejor que tú. ¿Cómo es eso? Ordinariamente eres tú quien come más. No es el apetito lo que te falta.

SR. SMITH: (Continuando su lectura, chasquea la lengua.)

SRA. SMITH: -No obstante, la sopa estaba quizás un poco demasiado salada. Tenía más sal que tú. ¡Ja, ja! Tenía también demasiados puerros y no las cebollas suficientes. Lamento no haberle aconsejado a Mary que le añadiera un poco de anís estrellado. La próxima vez me ocuparé de ello.

SR. SMITH: (Continuando su lectura, chasquea la lengua.)

SRA. SMITH: -Nuestro rapazuelo habría querido beber cerveza, le gustaría beberla a grandes tragos, pues se te parece. ¿Has visto cómo en la mesa tenía la vista fija en la botella? Pero yo vertí en su vaso agua de la garrafa. Tenía sed y la bebió. Elena se parece a mí: es buena mujer de su casa, económica, y toca el piano. Nunca pide de beber cerveza inglesa. Es como nuestra hijita, que sólo bebe leche y no come más que gachas. Se ve que sólo tiene dos años. Se llama Peggy. La tarta de membrillo y de fríjoles estaba formidable. Tal vez habría estado bien beber, en el postre, un vasito de vino de Borgoña australiano, pero no he llevado el vino a la mesa para no dar a los niños un mal ejemplo de gula. Hay que enseñarles a ser sobrios y mesurados en la vida.

SR. SMITH: (Continuando su lectura, chasquea la lengua.)

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