sábado, 2 de julio de 2016

UNIDAD 11: Las lenguas de España y el Español en el Mundo


 

  • TÍTULO: las lenguas de España
  • CURSO: 1 y 2 ESO 
  • SESIONES: 5 
  • TAREA FINAL: Lectura e interpretación de un gráfico.

Empezamos con unas preguntas:
1. ¿Sabes cuántas lenguas oficiales hay en España?
2. ¿Son todas lenguas emparentadas o tienen diferentes orígenes?
3. ¿Cuántas personas hablan cada una de estas lenguas?
4. ¿Siempre ha habido el mismo número de lenguas en la Península Ibérica?
5. ¿Cuáles son las lenguas que han desaparecido y por qué desaparecieron?

ORIGEN DE LA LENGUA ESPAÑOLA
Explicar cómo se formó el castellano no es tarea fácil, sobre todo porque es un proceso extenso (que continúa, incluso, en la actualidad) con aportes de muchas culturas diferentes.
Sin embargo, es importante conocer esas transformaciones para comprender el castellano que hablamos hoy en día. Así que, echemos la vista atrás: 
1. Lenguas prerromanas

Antes de la llegada de los romanos (y del latín), habitaban la Península Ibérica multitud de pueblos: vascos, celtas, iberos, tartesos, griegos... La romanización hizo desaparecer sus lenguas excepto el vasco. Forman, por tanto, el sustrato de la lengua castellana aunque apenas quedan restos lingüísticos (solo algunos topónimos)

2. La romanización (a partir del siglo III a.C)

En el siglo III a.C comenzó la romanización de la Península Ibérica. Los habitantes de llamada Hispania adoptaron el modo de vida, la cultura y la religión de los romanos. Y, por supuesto, también su lengua: el latín (que se convirtió en el idioma oficial). 

El latín tenía dos modalidades:

- Latín clásico: hablado por las clases sociales con acceso a una educación superior (sacerdotes, nobles e intelectuales)

- Latín vulgar: hablado por los comerciantes, los soldados, los funcionarios y el pueblo. , El latín vulgar, se extendió por todo el territorio peninsular. 

3. Las invasiones bárbaras 

Durante el siglo V, la Península fue invadida y dominada por varios pueblos germánicos (visigodos, francos, alanos...) que adoptaron el latín como lengua pero que incorporaron términos de origen germánico (aún hoy utilizamos algunas como guerra, falda, jabón...). 

Con la caída del Imperio romano (476 d.C), el latín se fragmentó lo que favoreció que aparecieran distintas lenguas romances (principalmente gallego, castellano y catalán). 

4. La dominación árabe

El último rey godo fue derrotado en el 711 y, un año más tarde, los árabes ya dominaban todo el territorio peninsular. De su lengua, el árabe, conservamos en el castellano actual (y en las lenguas romances) multitud de vocabulario (azucena, aceite, aceituna...). 

Cabe destacar que durante el dominio árabe (ocho siglos) el intercambio cultural fue de una riqueza extraordinaria. 
5. La Reconquista

El latín, evidentemente, no evolucionó igual en todas las zonas de nuestro país. En algunas tuvo más contacto con otras lenguas que en otras. Por ello, se formaron diferentes dialectos: gallego, asturleonés, castellano, navarroaragonés y catalán. 

6. El castellano en América

De la misma manera que los romanos impusieron el latín al conquistar el territorio, los españoles impusieron el castellano a su llegada a América. Y, una vez más, nuestro idioma se enriqueció gracias al contacto con las lenguas indígenas que allí habitaban. 
7. ¿Y ahora?

Como he citado al principio, la evolución de la lengua continúa en la actualidad. Los medios de comunicación, la tecnología o la ciencia nos hacen incorporar nuevos términos de forma frecuente. Así hoy en día al hablar utilizamos múltiples italianismos (capricho), anglicismos (internet) o galicismos (garaje). 

El español no está solo, ni está sólo en España





La situación de nuestra lengua (es decir, el código verbal que compartimos y que empleamos para comunicarnos tanto oralmente por escrito), es bastante compleja. Por una parte, el español o castellano no es la única variedad lingüística de nuestro país: en él conviven otras tres lenguas y unos cuantos dialectos.

Porque llamamos lengua a una variedad lingüística compartida y utilizada por una comunidad de hablantes, pero para tener esa consideración, la de "lengua", ha de cumplir unos requisitos, como tener unas normas, tener tradición escrita (es decir, que no se use solo de forma oral) y emplearse en todos los ámbitos: en la vida diaria, en la enseñanza, en los medios de comunicación, en la Justicia, para elaborar leyes, en la literatura...

Cuando una lengua presenta variedades en determinadas zonas, pero que no cumplen los requisitos anteriores hablamos de dialectos. Un dialecto es la variedad que adopta una lengua en un determinado territorio (pensad, por ejemplo, en el castellano que se habla en Andalucía... sí, el andaluz), en el que los hablantes presentan peculiaridades en cuanto a la pronunciación, la gramática o el vocabulario. Pero esos mismos hablantes, cuando hacen un uso escrito de la lengua, lo hacen de acuerdo con las normas de la lengua compartida con otras zonas. Así, un andaluz en su forma de hablar no distingue entre "cien" y "sien" (pronuncia /sien/ en ambos casos), pero cuando escribe sí respeta la diferencia c/s.

Por tanto, andaluz, extremeño, murciano y canario son dialectos del castellano, que es la lengua de sus respectivas comunidades autónomas.

Como ya sabéis, el español deriva del latín. El latín que trajeron los romanos a lo largo de los siglos fue cambiando poco a poco, de forma diferente según las zonas, y esas variedades, que empezaron siendo dialectos del latín, se convirtieron, en algunos casos, en lenguas (cuando empezaron a escribirse con sus propias normas y a utilizarse en todos los ámbitos). Esto ocurrió con el castellano, pero también con el gallego (en la zona de Galicia) y el catalán (en la zona de Cataluña). Esas son las tres lenguas románicas o romances (es decir, derivadas del latín) presentes en la Península. Junto a ellas, persiste una lengua de origen desconocido que ya estaba aquí cuando llegaron los romanos. Es el vasco o euskera, hablado en el Pais Vasco y puntos de Navarra, de la que decimos que es una lengua prerrománica.

Nuestra Constitución reconoce la existencia de estas cuatro lenguas, y otorga el carácter de lengua oficial al castellano, y de cooficiales en sus respectivos territorios a las otras tres:

Artículo 3

El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla.

Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos.

La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección.

Cada una de estas lenguas, a su vez, presenta sus propios dialectos. Así, el catalán, que se extendió en la Edad Media a Valencia y Baleares dio lugar con el paso de los siglos a dos dialectos: el valenciano y el Balear.

Pero en la Edad Media, al mismo tiempo que a partir del latín se formaron el castellano, el catalán y el gallego a partir del latín, se formaron otras dos variedades, una en la zona de Asturias y León, y otra en la de Navarra y Aragón, que por circunstancias históricas no llegaron a ser lenguas: no pudieron adquirir tradición escrita ni normas, quedando relegados al uso oral y familiar, porque en esos territorios se impuso como lengua oficial y escrita, sobre todo desde finales de la Edad Media, el castellano. Por eso tenemos que considerarlas dialectos, y no lenguas. Pero ojo: no son dialectos del castellano, son dialectos del latín que no llegaron a lenguas, y se les denomina "dialectos históricos". Son el astur-leonés (al que también se denomina asturiano o bable) y el navarro-aragonés (al que también se denomina fabla y que persiste, sobre todo, en los valles pirenaicos)..

Y aparte de esto, como España fue el país que descubrió América y colonizó gran parte del nuevo continente, hoy el español es también la lengua oficial de la mayor parte de América Central y del Sur. Y se habla además en puntos de África y Asia. En estos territorios, claro, también presenta variedades dialectales. La más importante, el denominado español de América, que es en realidad un conjunto de dialectos del español bastante diferentes entre sí: el cubano, el colombiano, el mexicano, el argentino, el venezolano, etc. Porque son casi 500 millones las personas que hoy hablamos castellano o español por todo el mundo, y sería mucho pedir que todos lo hiciéramos igual...

Distingamos ahora entre lenguaje, lengua y habla

Las diferencias entre lenguaje, lengua y habla son muy importantes a la hora de adentrarnos en el estudio del lenguaje y de la lingüística. Vamos a intentar dar unas definiciones básicas que nos permitan discernir unos conceptos de otros.

Podemos entender el lenguaje como la capacidad de poder establecer comunicación mediante signos, ya sean orales o escritos. De esta manera, el lenguaje presenta muchísimas manifestaciones distintas en las diversas comunidades que existen en nuestro planeta. Estas manifestaciones son lo que conocemos por lenguas o idiomas, como el español, el inglés, el francés o el alemán. No sería correcto hablar, por tanto, de “lenguaje español” o de “lenguaje francés”. Es importante saber emplear los términos con la precisión que merecen.

Por otro lado, la lengua es, como hemos dicho, un sistema de signos que los hablantes aprenden y retienen en su memoria. Es un código, un código que conoce cada hablante, y que utiliza cada vez que lo necesita (que suele ser muy a menudo). Este código es muy importante para el normal desarrollo de la comunicación entre las personas, pues el hecho de que todos los hablantes de una lengua lo conozcan es lo que hace que se puedan comunicar entre sí.

Entonces ¿qué es el habla? Es la plasmación de lo anterior, la recreación de ese modelo que conoce toda la comunidad lingüística. Es un acto singular, por el cual una persona, de forma individual y voluntaria, cifra un mensaje concreto, eligiendo para ello el código, los signos y las reglas que necesita. Dicho de otra manera, es el acto por el cual el hablante, ya sea a través de la fonación (emisión de sonidos) o de la escritura, utiliza la lengua para establecer un acto de comunicación.

Entre la lengua y el habla se establece una especie de estrato intermedio que los lingüistas entienden como norma. La norma es lo que nos impide emplear algunas formas lingüísticas que, ateniéndonos a la lógica de la lengua, podrían ser correctas. Ocurre cuando un niño dice andé, en lugar de anduve, de la misma manera que diría jugué, miré o canté. Este tipo de normas tiene origen histórico y, así consideradas, no constituyen ninguna irregularidad. La norma impone desvíos en determinados aspectos de la lengua que todos aceptamos, pero el hablante no tiene por qué conocerlos en un principio y por eso es tan común que, entre los que están aprendiendo, surjan este tipo de errores.

Tu tarea:

Fíjate en la ilustración y redacta un pequeño texto en el que cuentes esa información,













LEEMOS UN CUENTO: "El dueño de la luna"

En tiempos muy antiguos, la ciudad de Huma estaba dominada por el tirano Kum, de una fuerza excepcional, rico y cruel. Huma había conocido otros tiranos, pero ninguno dotado de una fantasía tan perversa.

Una mañana, Kum mandó llamar a su Primer Consejero, un tal Men.

–¿Quién soy yo? –preguntó Kum a Men, con voz amenazadora.

–Vos sois nuestro señor y dueño.

–Bien dicho –rugió Kum–. Y si hubieras contestado de otra manera, habría mandado cortarte la cabeza. Y, ahora, dime: ¿quién es el dueño de Huma?

–Vos sois el dueño de la ciudad y de todos los ciudadanos. Hasta el último cabello que nos crece en la cabellera os pertenece.

La respuesta había puesto de buen humor al tirano, que prosiguió así:

–Escucha. Todo es mío, lo sé y todos lo saben. Pero eso no me basta. Mía es la tierra y los campesinos me pagan el arrendamiento. Míos son el hierro y el acero. Son mías las calles y la gente tiene que pagar un impuesto para poder caminar por ellas. Mía es el agua y mis fieles súbditos me la pagan en dinero contante y sonante.

Pero aún hay muchas cosas que son mías, óyelo bien, mías y de nadie más, de las cuales el pueblo dispone a su antojo, estafando a su dueño que soy yo. Mío es el aire y todo el mundo lo respira a placer. Mío es el Sol y los campesinos utilizan gratis sus rayos para hacer crecer el trigo y secar el heno. Mía es la Luna y la gente pasea por la noche a lo largo del río, bajo su luz. Esa es la verdad. Vosotros recibís la luz de la Luna. Vosotros la consumís todos los días. ¿Qué haré yo cuando La luna se haya gastado por completo?

El pobre Men ni siquiera se esforzó en imaginar lo que ocurriría en semejante caso. Pero, como no tenía nada de estúpido, comprendió adónde quería ir a parar el tirano con su discurso, y se apresuró a adelantarse.

–Amabilísimo señor –susurró–, perdonadme por tanta distracción. Debería haber pensado en ello hace mucho tiempo. ¿Por qué no establecemos un impuesto sobre el consumo de la Luna? Una pequeña tasa…

–¿Por qué pequeña? –tronó Kum.
–No quería decir pequeña, señor. ¿He dicho pequeña? Me cortaré la lengua como castigo. Una fuerte tasa, quería decir. Una moneda de plata por cada rayo.

–¡Dos! –gritó Kum–. ¡Dos monedas de plata! Y pronto. Empezaremos esta misma noche. Da inmediatamente las órdenes pertinentes.

Para cobrarlo, el Primer Consejero instituyó un cuerpo de policía especial, llamado la "Guardia de la Luna", que vestía con un uniforme todo negro, con una luna pintada sobre el pecho.

Llegó la noche y apareció la Luna. La gente caminaba con la cabeza baja para no mirarla, cosa que enrabió a los guardias.

Durante aquella primera noche, cayeron los forasteros, los viajeros de paso, que no conocían las leyes del señor Kum. Pero la voz se difundió muy pronto y las noches siguientes, incluso los forasteros, al pasear por la ciudad de Huma, bajaron la cabeza.

El señor Kum mandó llamar al Primer Consejero Men.

–¡Ordena a todos los ciudadanos que caminen con la cabeza alta! –chilló–. Todo aquel que camine con la cabeza baja pagará una multa.

Aquella noche, todos los ciudadanos de Huma salieron a la calle con gafas negras de sol. Con la cabeza alta, como había ordenado el señor Kum. Los Guardias se restregaron las manos y sacaron las libretas de los bolsillos.

–Esta vez no lo conseguiréis. Venga, dadnos las monedas de plata.

–¿Por qué?

–¿Cómo que por qué? ¿No estáis mirando la Luna? ¿Y de quién es la Luna?
–Del excelentísimo señor Kum, eso ni siquiera se pone en duda. Pero nosotros no la vemos, a causa de estas gafas negras. Y si no la vemos, no la consumimos. Por lo tanto, ¿por qué tenemos que pagar la tasa?

Los Guardias de la Luna querían comerse los dedos de rabia, pero el señor Kum todavía no había prohibido llevar gafas negras.

Tan grande fue el despecho del tirano, que enfermó y murió. En su lecho de muerte ordenó al Primer Consejero Men:

–Quiero que mi Luna sea enterrada conmigo, en mi misma tumba.

–Así se hará –prometió Men.

Pero no se hizo, ¡claro que no! La Luna aún está en el cielo. La Luna es de todos, como el aire, como el Sol, como el mar, como la calle. Todavía hay muchos señores Kum que pretenden ser los dueños de la Luna. Cuando os encontréis con uno, preguntadle de mi parte:

–¿Se encuentra bien, señor Kum?

ACTIVIDADES SOBRE LA LECTURA.

1. Resume el argumento del relato.

2.-¿Qué personajes intervienen? Descríbelos y clasifícalos (protagonista, antagonista, secundarios)

3.- ¿Cuál es el espacio en que se desarrolla la narración?

4.-Analiza el tiempo del relato: ¿En qué época sucede? ¿Cuánto duran los hechos? ¿Cómo es el ritmo? ¿Qué orden sigue?

5.- ¿Qué tipo de narrador cuenta la historia? Justifica tu respuesta.

6.- Analiza la estructura de la narración: señala el planteamiento, el nudo y el desenlace, indicando brevemente lo que se cuenta en cada parte..

(Ej. Planteamiento: desde “.....” hasta “......”....)

7.-Busca algún ejemplo de descripción (aunque sea breve)

8.- ¿Qué tipo de diálogo predomina? Pon un ejemplo.

9.- Explica las palabras finales del relato (¿Quiénes pueden ser “el señor Kun”? )

A CONTAR UN CUENTO

Los cuentos infantiles, de hadas y encantamientos, siguen dando mucho, mucho juego. Porque no es casualidad que hayan calado en lectores (y oyentes) durante siglos y siglos. Y siguen calando como la versión de La Cenicienta que Roal Dahl incluye en sus "Cuentos en verso para niños perversos", en los que versiona muy libremente un puñado de los relatos tradicionales infantiles más conocidos.

Y algo así es lo que os propongo como siguiente actividad (obligatoria) : actualizar un cuento tradicional, es decir, situar su argumento en la actualidad. Por ejemplo, Caperucita (a la que, por supuesto, podéis cambiar el nombre y sustituir su caperuza por, qué sé yo, una cazadora de cuero rojo) ya no cruza el bosque, sino la ciudad, y el lobo es... O el Príncipe Azul por el que suspira una pobre cajera del súper, que vive con su madrastra y hermanastras, que son pijas y la tratan como a la criada, es hoy por hoy una estrella del rock...

Bueno, a vosotros os toca imaginar cómo sucedería el argumento de un cuento infantil en nuestro mundo actual, cómo serían sus personajes, sus detalles y su final. Eso sí, como cualquier escritor, tenéis libertad para cambiar lo que queráis de ese argumento: se trata de que escribáis un buen relato situado en la actualidad y en el que podamos reconocer personajes y situaciones de un cuento tradicional.
Os recuerdo algunos, por si la memoria os falla: Caperucita Roja, Blancanieves y los Siete Enanitos, Cenicienta, la Bella Durmiente, Pulgarcito, el Gato con Botas, el Flautista de Hamelín, los Siete Cabritillos, la Casita de Chocolate, el Patito Feo, el Traje Nuevo del Emperador, Pinocho, Ricitos de Oro, la Ratita Presumida,la Bella y la Bestia... y cualquier otro que se os ocurra...

Procurad hacer un relato vivo y expresivo, describiendo lo que sea necesario, e incluyendo diálogos, ahora que ya sabemos cómo representarlos (en estilo directo o indirecto).

Además, después de hecha y revisada la primera redacción elegiréis qué palabras del texto queréis suprimir para sustituirla cada vez que aparezca por un dibujo, así vuestro cuento será mucho más especial.

Os pediré vuestros relatos ... Así que ya sabéis, en papel aparte, por si las moscas...

Y colorín, colorado, la pelota está ahora en vuestro tejado.

Uso de la G, J, GU y GÜ

El sonido G suave con A, O, U, se escribe GA, GO, GU y con E, I, se escribe GUE, GUI. Ejemplos: goma, galleta, guapa, Miguel, guitarra, gorro, guerra.

El sonido J fuerte, con A, O, U se escribe JA, JO, JU y con E, I se puede escribir G o J. Ejemplos: caja, rojo, Juan, gemelo, gitano, jefe y jirafa.

Cuando la G y la U han de tener sonido independiente ante E, I es forzoso que la U lleve diéresis. Ejemplos: antigüedad, desagüe, vergüenza y cigüeña.

Se escriben con G las palabras que tienen ese sonido de G suave ante una consonante. Ejemplos: grito, gladiador, globo, gracioso, gnomo y maligno.

Se escriben con g:

Los verbos terminados en -IGERAR, -GER y -GIR, como aligerar, coger y fingir. Excepciones: tejer y crujir.

Llevan G las palabras que empiezan por GEO- (tierra). Ejemplos: geografía, geometría y geología.

Las palabras que empiezan por in,, como: indígena – ingeniero,. menos: injerto – injertar

Las palabras que terminan en -GÉLICO, -GENARIO, -GÉNEO, -GÉNICO, -GENIO, -GÉNITO,-GESIMAL, -GÉSIMO y -GÉTICO: angélico e ingenio.

Las palabras que empiezan por gen,como: genio – gente., menos: Jenaro - - jengibre,

Las palabras que terminan en gen - gente, como: imagen - urgente.

Se escriben con j:
 Las palabras que empiezan por aje - eje,como: ajedrez, ejercer., menos: agencia, agenda, agente,
 Las palabras que terminan en aje - eje, como: coraje, hereje, menos: protege,
 Las palabras que terminan en jero - jera – jeria, como relojero, cajera, relojería, menos: aligero-flamígero-belígero-ligero.
 Las palabras que terminan en jear, como: canjear - cojear.
Llevan J las formas de los verbos que no tienen G ni J en el infinitivo. Ejemplos: de decir, dije, dijeron; de traer, trajimos, trajeron


ACTIVIDADES 
 
Coloca la letra g o j donde corresponda:
Abe_a                       A_enda
Diri_ir                      An_ina
Morfolo_ía               A_ente
Ca_a                         Co_ín
Cora_e                     Anal_ésico
.- ¿Qué significan las palabras que empiezan por geo-? Haz una lista de todas las que conozcas.



-  Escribe oraciones con verbos acabados en –ger y en –gir y palabras terminadas en –aje.



.- Escribe las oraciones colocando "g" o "j" en su lugar correspondiente.
_u_ando con el _ato me rompió las _afas.
Al _usano de seda le _usta la ho_a de morera.
El a_ua _oteaba encima de una _oma.
Co_imos en el huerto _uindas, _uindillas y _uisantes.
Tuvimos que _irar para evitar un campo de _irasoles.
Es una ver_üenza que no haya un para_üero para el para_uas.
De noche, ante la ho_uera, solo se oía el canto de los _rillos.



Escribe las palabras que corresponden a las definiciones.
Local dedicado a la práctica de la Educación Física: g
Lo son aquellos productos que no dañan la naturaleza: e
Que es imposible de leer: i
Estoy helado de frío, estoy...: c
Tienda en la que se venden productos de limpieza, pinturas, etc.: d
Torcedura dolorosa de una articiulación: e
Parte de las Matemáticas: á
Alguno, cualquiera...: a
Es natural, es normal, es evidente, es...: l
Limpio, sano: h

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